Venezuela postChávez, una nueva geopolítica
Año 6. Edición número 251. Domingo 10 de marzo de 2013
José Pepe Mugica dijo hace poco, refiriéndose a las difíciles
relaciones uruguayo-argentinas, que “los países no se mudan” y por
consiguiente no pueden elegir su posición internacional, aunque pueden
decidir qué hacen con esos datos objetivos. Durante su gobierno, el
comandante Chávez creó una nueva geopolítica venezolana que va a
condicionar a sus sucesores, aun si ganara la derecha. Y también puede
ayudar para que ésta no gane.
Venezuela tiene un eje geopolítico Norte-Sur, uno Este-Oeste y el energético. El primero la vincula al Norte con los Estados Unidos y más recientemente con el Caribe, al Sur se relaciona con los países fundadores del Mercosur. El segundo eje la enlaza por un lado con el eje andino y por el otro, con su vecina guyanesa y las importantes rutas del Atlántico Central. El tercero, finalmente, la remite a sus socios dentro de la OPEP, a Rusia y a China. Al mismo tiempo el país participa en diversas asociaciones integracionistas: la Alianza Bolivariana de las Américas (ALBA), el Mercosur, la Unasur y la Celac. Combinando los ejes bilaterales con los ámbitos integracionistas, Hugo Chávez ancló su Revolución en un sistema de vínculos estratégicos y comerciales que la sustentan y proyectan.
En su “Programa para la Patria 2013-19”, durante la pasada campaña electoral, Chávez presentó sus objetivos geopolíticos para el nuevo mandato: “1) Continuar desempeñando un papel protagónico en la construcción de la unión latinoamericana y caribeña, 2) Afianzar la identidad nacional y nuestroamericana, 3) Continuar impulsando el desarrollo de un mundo multicéntrico y pluripolar sin dominación imperial y 4) Desmontar el sistema neocolonial de dominación imperial”. Estas líneas, desglosadas en detallados subpuntos, abarcan la inserción internacional de Venezuela y la proyectan a la primera liga de la política mundial como “pequeña potencia bisagra”, capaz de vincular y relacionar múltiples escenarios.
Son conocidas las declaraciones norteamericanas posteriores a la muerte del jefe de la Revolución Bolivariana. Los Estados Unidos todavía dependen del petróleo venezolano (el 10% de sus importaciones de crudo) y quieren asegurarse su aprovisionamiento. Washington desea negociar, pero no se espera que Nicolás Maduro acceda antes de consolidarse.
En la otra punta del eje Norte-Sur, al entrar Venezuela al Mercosur, modificó la geopolítica continental. El bloque pasó a tener 270 millones de habitantes (el 70% de la población sudamericana), un PIB que ronda los 3,3 billones de dólares (el 83,2% del subcontinente) y un territorio de 12,8 millones de km2. Venezuela aumenta mucho el peso del bloque y lo vincula con América Central, el Caribe y con otros productores regionales de energía, como Bolivia y Ecuador. Venezuela se beneficiará de la integración, pero lo más importante es que casi toda la costa atlántica de América del Sur pertenece a un solo bloque, con relevantes consecuencias para las relaciones con África y el control del Atlántico Sur. En este multifacético rol de bisagra radica la fuerza del país caribeño.
Para Colombia el ingreso de Venezuela al Mercosur fue un duro golpe, porque no soportará la competencia con Brasil y Argentina. Como Venezuela formalizó su ingreso al Mercosur un año después de haber salido de la Comunidad Andina de Naciones (CAN), ambos países suscribieron en noviembre de 2011 un tratado comercial con bajos aranceles para suplir las facilidades de la CAN. Hasta 2008 Venezuela era el segundo socio comercial de Colombia, pero tras adherirse al bloque en 2006 desvió su comercio hacia el Mercosur. Desde 2002, la relación entre ambos países fluctuó por sus diferencias ideológicas. Hubo varios choques fronterizos, operaciones secretas colombianas dentro de Venezuela y el ataque colombiano a Ecuador en 2009. En 2010, poco antes de que Uribe traspasara el mando a Juan Manuel Santos, casi llegaron a la guerra. La crisis fue superada por la voluntad negociadora del nuevo presidente colombiano y la intervención de la Unasur, conducida por Néstor Kirchner. La distensión consecuente se profundizó cuando Chávez propició el diálogo entre las guerrillas y el gobierno colombiano.
La relación con Cuba, en tanto, es estrechísima en lo político e ideológico, pero muy desigual en lo económico. Desde que asumió el poder Hugo Chávez en 1999, Venezuela ha ayudado crecientemente a Cuba. Por el acuerdo de 2000 Cuba suministra servicios profesionales y bienes que Venezuela paga con petróleo y derivados. Hay pocas cifras del número de profesionales cubanos en Venezuela. Tomando la de 40.000 profesionales en 2010 y el valor de servicios cubanos de US$ 5.432 millones, Venezuela paga US$ 11.317 mensuales por profesional, 27 veces más que a médicos propios. Sin embargo, por esta cooperación el gobierno bolivariano transformó su Fuerza Armada en un poderoso instrumento revolucionario y cuenta con excelente asistencia técnico-militar.
En el eje petrolero de su geopolítica, China es el pivote de la instalación de Venezuela en el mundo. Ambos países han constituido fondos de financiamiento conjunto por 72.000 millones de dólares que impulsan cerca de 430 proyectos de desarrollo, con énfasis en la construcción de viviendas y redes ferroviarias, y son pagados con petróleo. En total, las exportaciones de petróleo venezolano a China superan hoy el millón de barriles diarios, igualando las exportaciones a EE.UU.
El ministro Elías Jaua declaró a principios de marzo que la Cancillería se concentrará en el fortalecimiento de los organismos regionales impulsados por Chávez: la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA), Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) y la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac). “Ese es nuestro primer anillo: la América Latina caribeña”.
También parte importante del eje petrolero es la relación con Rusia. Ambas naciones están unidas por numerosos contratos petroleros y militares. En octubre de 2011 se firmó un acuerdo bilateral por valor de 8.000 millones de dólares que crea una empresa conjunta para la extracción de petróleo en la faja del río Orinoco. Ya ha comenzado la extracción conjunta en otra superficie. Venezuela posee reservas colosales de crudo pesado, pero necesita financiación y participación de compañías internacionales para su extracción. La cooperación técnico-militar es la segunda pata de este vínculo. Venezuela es el principal aliado de Rusia en la región, pero los rusos están preocupados por las perspectivas políticas de la era post-Chávez.
Dentro del eje petrolero pesan también los vínculos con Irán, muy incentivados en los últimos años. Los iraníes instalaron en Venezuela varias plantas industriales y un servicio directo aéreo directo entre Teherán, Damasco y Caracas. El comercio bilateral ha crecido constantemente y ambos países han lanzado emprendimientos conjuntos en energía, agricultura, viviendas e infraestructura.
La incursión de Venezuela en el Mercosur, por su parte, es una política de Estado. Venezuela ofrece a sus socios turismo, servicios financieros, comercio electrónico “online”, productos metalmecánicos y equipos de tecnología, pero su mayor fortaleza está en el petróleo, el gas natural y la petroquímica. La integración física, en tanto, comienza con la construcción de la carretera que comunicará Manaus con Venezuela y la interconexión eléctrica entre la empresa Venezolana del Gurí y esa capital amazónica. Podrían surgir problemas con algunos productos agropecuarios, pero como las economías son complementarias, pueden desarrollar proyectos conjuntos para trabajar en terceros países, como por ejemplo la asociación para constituir Petroamérica.
No es previsible que estas líneas maestras de la geopolítica venezolana se alteren en los próximos tiempos. Mucho depende del resultado de las elecciones presidenciales de abril, pero también de la capacidad de la conducción chavista para mantener la unidad y mejorar la situación interna. China, Rusia y Brasil son los socios externos de la Revolución Bolivariana que más pueden contribuir a su estabilización. El contexto geopolítico creado por Hugo Chávez revertiría entonces positivamente sobre la situación interna.
Venezuela tiene un eje geopolítico Norte-Sur, uno Este-Oeste y el energético. El primero la vincula al Norte con los Estados Unidos y más recientemente con el Caribe, al Sur se relaciona con los países fundadores del Mercosur. El segundo eje la enlaza por un lado con el eje andino y por el otro, con su vecina guyanesa y las importantes rutas del Atlántico Central. El tercero, finalmente, la remite a sus socios dentro de la OPEP, a Rusia y a China. Al mismo tiempo el país participa en diversas asociaciones integracionistas: la Alianza Bolivariana de las Américas (ALBA), el Mercosur, la Unasur y la Celac. Combinando los ejes bilaterales con los ámbitos integracionistas, Hugo Chávez ancló su Revolución en un sistema de vínculos estratégicos y comerciales que la sustentan y proyectan.
En su “Programa para la Patria 2013-19”, durante la pasada campaña electoral, Chávez presentó sus objetivos geopolíticos para el nuevo mandato: “1) Continuar desempeñando un papel protagónico en la construcción de la unión latinoamericana y caribeña, 2) Afianzar la identidad nacional y nuestroamericana, 3) Continuar impulsando el desarrollo de un mundo multicéntrico y pluripolar sin dominación imperial y 4) Desmontar el sistema neocolonial de dominación imperial”. Estas líneas, desglosadas en detallados subpuntos, abarcan la inserción internacional de Venezuela y la proyectan a la primera liga de la política mundial como “pequeña potencia bisagra”, capaz de vincular y relacionar múltiples escenarios.
Son conocidas las declaraciones norteamericanas posteriores a la muerte del jefe de la Revolución Bolivariana. Los Estados Unidos todavía dependen del petróleo venezolano (el 10% de sus importaciones de crudo) y quieren asegurarse su aprovisionamiento. Washington desea negociar, pero no se espera que Nicolás Maduro acceda antes de consolidarse.
En la otra punta del eje Norte-Sur, al entrar Venezuela al Mercosur, modificó la geopolítica continental. El bloque pasó a tener 270 millones de habitantes (el 70% de la población sudamericana), un PIB que ronda los 3,3 billones de dólares (el 83,2% del subcontinente) y un territorio de 12,8 millones de km2. Venezuela aumenta mucho el peso del bloque y lo vincula con América Central, el Caribe y con otros productores regionales de energía, como Bolivia y Ecuador. Venezuela se beneficiará de la integración, pero lo más importante es que casi toda la costa atlántica de América del Sur pertenece a un solo bloque, con relevantes consecuencias para las relaciones con África y el control del Atlántico Sur. En este multifacético rol de bisagra radica la fuerza del país caribeño.
Para Colombia el ingreso de Venezuela al Mercosur fue un duro golpe, porque no soportará la competencia con Brasil y Argentina. Como Venezuela formalizó su ingreso al Mercosur un año después de haber salido de la Comunidad Andina de Naciones (CAN), ambos países suscribieron en noviembre de 2011 un tratado comercial con bajos aranceles para suplir las facilidades de la CAN. Hasta 2008 Venezuela era el segundo socio comercial de Colombia, pero tras adherirse al bloque en 2006 desvió su comercio hacia el Mercosur. Desde 2002, la relación entre ambos países fluctuó por sus diferencias ideológicas. Hubo varios choques fronterizos, operaciones secretas colombianas dentro de Venezuela y el ataque colombiano a Ecuador en 2009. En 2010, poco antes de que Uribe traspasara el mando a Juan Manuel Santos, casi llegaron a la guerra. La crisis fue superada por la voluntad negociadora del nuevo presidente colombiano y la intervención de la Unasur, conducida por Néstor Kirchner. La distensión consecuente se profundizó cuando Chávez propició el diálogo entre las guerrillas y el gobierno colombiano.
La relación con Cuba, en tanto, es estrechísima en lo político e ideológico, pero muy desigual en lo económico. Desde que asumió el poder Hugo Chávez en 1999, Venezuela ha ayudado crecientemente a Cuba. Por el acuerdo de 2000 Cuba suministra servicios profesionales y bienes que Venezuela paga con petróleo y derivados. Hay pocas cifras del número de profesionales cubanos en Venezuela. Tomando la de 40.000 profesionales en 2010 y el valor de servicios cubanos de US$ 5.432 millones, Venezuela paga US$ 11.317 mensuales por profesional, 27 veces más que a médicos propios. Sin embargo, por esta cooperación el gobierno bolivariano transformó su Fuerza Armada en un poderoso instrumento revolucionario y cuenta con excelente asistencia técnico-militar.
En el eje petrolero de su geopolítica, China es el pivote de la instalación de Venezuela en el mundo. Ambos países han constituido fondos de financiamiento conjunto por 72.000 millones de dólares que impulsan cerca de 430 proyectos de desarrollo, con énfasis en la construcción de viviendas y redes ferroviarias, y son pagados con petróleo. En total, las exportaciones de petróleo venezolano a China superan hoy el millón de barriles diarios, igualando las exportaciones a EE.UU.
El ministro Elías Jaua declaró a principios de marzo que la Cancillería se concentrará en el fortalecimiento de los organismos regionales impulsados por Chávez: la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA), Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) y la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac). “Ese es nuestro primer anillo: la América Latina caribeña”.
También parte importante del eje petrolero es la relación con Rusia. Ambas naciones están unidas por numerosos contratos petroleros y militares. En octubre de 2011 se firmó un acuerdo bilateral por valor de 8.000 millones de dólares que crea una empresa conjunta para la extracción de petróleo en la faja del río Orinoco. Ya ha comenzado la extracción conjunta en otra superficie. Venezuela posee reservas colosales de crudo pesado, pero necesita financiación y participación de compañías internacionales para su extracción. La cooperación técnico-militar es la segunda pata de este vínculo. Venezuela es el principal aliado de Rusia en la región, pero los rusos están preocupados por las perspectivas políticas de la era post-Chávez.
Dentro del eje petrolero pesan también los vínculos con Irán, muy incentivados en los últimos años. Los iraníes instalaron en Venezuela varias plantas industriales y un servicio directo aéreo directo entre Teherán, Damasco y Caracas. El comercio bilateral ha crecido constantemente y ambos países han lanzado emprendimientos conjuntos en energía, agricultura, viviendas e infraestructura.
La incursión de Venezuela en el Mercosur, por su parte, es una política de Estado. Venezuela ofrece a sus socios turismo, servicios financieros, comercio electrónico “online”, productos metalmecánicos y equipos de tecnología, pero su mayor fortaleza está en el petróleo, el gas natural y la petroquímica. La integración física, en tanto, comienza con la construcción de la carretera que comunicará Manaus con Venezuela y la interconexión eléctrica entre la empresa Venezolana del Gurí y esa capital amazónica. Podrían surgir problemas con algunos productos agropecuarios, pero como las economías son complementarias, pueden desarrollar proyectos conjuntos para trabajar en terceros países, como por ejemplo la asociación para constituir Petroamérica.
No es previsible que estas líneas maestras de la geopolítica venezolana se alteren en los próximos tiempos. Mucho depende del resultado de las elecciones presidenciales de abril, pero también de la capacidad de la conducción chavista para mantener la unidad y mejorar la situación interna. China, Rusia y Brasil son los socios externos de la Revolución Bolivariana que más pueden contribuir a su estabilización. El contexto geopolítico creado por Hugo Chávez revertiría entonces positivamente sobre la situación interna.
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Eduardo J. Vior