La epidemia de la fuga de capitales
Año 7. Edición número 299. Domingo 9 de Febrero de 2014
La contracción monetaria norteamericana y el menor
crecimiento chino desestabilizan los mercados, lo que algunos aprovechan
para comprar barato en los países emergentes.
El aleteo de las alas de una mariposa se puede sentir al otro lado
del mundo”, dice el viejo proverbio chino, pero su contraparte española
le responde: “a río revuelto, ganancia de pescadores. La suba de las
tasas de interés en Estados Unidos y las menores expectativas de
crecimiento de la economía china han provocado en los últimos meses una
masiva fuga de capitales de los países emergentes, pero hay quienes
hacen el camino inverso y aprovechan la crisis monetaria para invertir
en las devaluadas empresas de esos países.
Aunque después de las medidas de ajuste que varios países (Turquía, India, Sudáfrica, Argentina y este viernes también Ghana) adoptaron en las últimas semanas la situación en los mercados emergentes se tranquilizó, el jueves pasado se derrumbaron las cotizaciones de las monedas de Polonia y Hungría. Los analistas internacionales coinciden en apuntar a dos causas para la actual baja: en primer lugar, la reducción de las inyecciones de liquidez de la Reserva Federal norteamericana a los bancos del país, que alcanzaron los 85 mil millones de dólares mensuales. Con esta reducción comenzó ya el ex presidente Ben Bernanke a mediados del año pasado y continúa la recién asumida presidenta Janet Yellen. La segunda causa es la menor tasa de crecimiento de la economía china prevista para 2014 a un 7-8%, como consecuencia de su reorientación hacia el fortalecimiento del mercado interno y de las medidas de ajuste del sector financiero no bancario. Si China crece menos, reducirá su demanda de commodities desde otros países del Sur.
Ante las protestas de líderes del Sur, como la presidenta brasileña Dilma Rousseff que acusó a Estados Unidos de hacer subir indirectamente sus tasas de interés sin consultar a los países emergentes, en muchos medios británicos y norteamericanos se ha desatado una furiosa campaña publicitaria acusando a dichos países de ineficiencia y corrupción y disculpando la responsabilidad de los países centrales. Cuatro países (Argentina, Indonesia, Nigeria y Venezuela) fueron puestos en la picota como especialmente irrecuperables. Por el contrario, estos medios omiten toda referencia a maniobras especulativas con fines políticos. Analistas más objetivos, sin embargo, combinan tres factores como causantes de la crisis monetaria: la influencia de las políticas aplicadas en Estados Unidos y China, los errores de los países emergentes y las maniobras conspirativas.
Si bien los Estados Unidos están relativamente protegidos por el tamaño de su economía y el monopolio sobre el patrón de cambio, Europa, especialmente la eurozona, es más vulnerable. La eurozona no tiene tanto un problema comercial, porque mantiene un cierto superávit, sino de precios. De acuerdo a Eurostat, la oficina de estadísticas de la Unión Europea, la inflación desestacionalizada aumentó en enero el 0,8%, un nivel cercano a la deflación. En estas condiciones cualquier crisis monetaria en los países emergentes puede producir un desastre, ya que –a diferencia de sus competidores norteamericanos– los bancos europeos han prestado allí más de 300 mil millones de dólares. El derrumbe de cualquier economía emergente puede arrasar con los bancos más importantes del continente y empujar una repentina alza de las tasas de interés, agravando la deflación. Por esta razón es que todos los observadores estaban tan decepcionados el jueves pasado, cuando el presidente del Banco Central Europeo (BCE), Mario Draghi, anunció el mantenimiento de la tasa de interés interbancario al acabar la reunión mensual de su directorio.
Aunque después de las recientes medidas de ajuste en los países emergentes se calmaron las maniobras monetarias, los datos de coyuntura de Estados Unidos y Asia de esta última semana activaron nuevamente las alarmas. Todas las bolsas de Asia, Europa y Estados Unidos terminaron la semana a la baja. Además, los datos sobre el crecimiento del empleo en Estados Unidos, dados a conocer el viernes, son menores de lo previsto.
En estas condiciones, los pequeños inversores, alentados por la prensa, se ponen locos y su desesperación favorece las maniobras criminales. Así el regulador financiero del Estado de New York ha abierto esta última semana una investigación por manipulación cambiaria en mercados extranjeros contra agentes de una docena de bancos, según informa Al Jazeera. Autoridades crediticias de Estados Unidos, Gran Bretaña, Suiza, Hong Kong, Argentina y Singapur están investigando a agentes de diferentes bancos por haber compartido información sobre transacciones cambiarias para beneficiarse personalmente. El Deutsche Bank despidió a tres agentes de cambio en New York, informó el New York Times el miércoles, y Reuters reportó el viernes que el subgerente general de la sucursal Buenos Aires del mismo banco fue igualmente despedido por manejo fraudulento de la tasa de cambio peso/dólar.
Según afirma Mark Mobius, de la consultora californiana Franklin Templeton, los inversionistas a corto plazo están muy preocupados, pero la mayoría de los inversionistas a largo plazo entiende que deben mantener sus colocaciones en los mercados emergentes, porque la recuperación puede venir muy rápido. La situación de las inversiones a largo plazo, sostiene, se mantendrá a largo plazo bajo tres condiciones: que “las tasas de crecimiento económico de los mercados emergentes continúen siendo por lo menos tres veces más rápidas que las de los mercados desarrollados; los mercados emergentes tengan más reservas extranjeras que los desarrollados y la razón PIB/deuda de los países emergentes siga siendo mucho menor que la de los mercados desarrollados”.
Dado que las principales variables macroeconómicas de los países emergentes muestran economías en condiciones de seguir creciendo, la crisis monetaria abre perspectivas de ganancia inusitadas para los fondos de inversión norteamericanos que pueden adquirir muy barato posiciones en las empresas de dichos países. Aunque los mercados de capitales mantengan su volatilidad durante todo 2014, quienes puedan esperar e invertir a mediano plazo obtendrán enormes ganancias. Si los países emergentes, por su parte, saben evitar que el ingreso de las nuevas inversiones produzca una mayor desnacionalización de sus activos, pueden aprovechar las inversiones a mediano plazo para el desarrollo de sectores estratégicos. De este modo, los pescadores estarían sentados en ambas márgenes del río revuelto mirando a las mariposas aletear.
Aunque después de las medidas de ajuste que varios países (Turquía, India, Sudáfrica, Argentina y este viernes también Ghana) adoptaron en las últimas semanas la situación en los mercados emergentes se tranquilizó, el jueves pasado se derrumbaron las cotizaciones de las monedas de Polonia y Hungría. Los analistas internacionales coinciden en apuntar a dos causas para la actual baja: en primer lugar, la reducción de las inyecciones de liquidez de la Reserva Federal norteamericana a los bancos del país, que alcanzaron los 85 mil millones de dólares mensuales. Con esta reducción comenzó ya el ex presidente Ben Bernanke a mediados del año pasado y continúa la recién asumida presidenta Janet Yellen. La segunda causa es la menor tasa de crecimiento de la economía china prevista para 2014 a un 7-8%, como consecuencia de su reorientación hacia el fortalecimiento del mercado interno y de las medidas de ajuste del sector financiero no bancario. Si China crece menos, reducirá su demanda de commodities desde otros países del Sur.
Ante las protestas de líderes del Sur, como la presidenta brasileña Dilma Rousseff que acusó a Estados Unidos de hacer subir indirectamente sus tasas de interés sin consultar a los países emergentes, en muchos medios británicos y norteamericanos se ha desatado una furiosa campaña publicitaria acusando a dichos países de ineficiencia y corrupción y disculpando la responsabilidad de los países centrales. Cuatro países (Argentina, Indonesia, Nigeria y Venezuela) fueron puestos en la picota como especialmente irrecuperables. Por el contrario, estos medios omiten toda referencia a maniobras especulativas con fines políticos. Analistas más objetivos, sin embargo, combinan tres factores como causantes de la crisis monetaria: la influencia de las políticas aplicadas en Estados Unidos y China, los errores de los países emergentes y las maniobras conspirativas.
Si bien los Estados Unidos están relativamente protegidos por el tamaño de su economía y el monopolio sobre el patrón de cambio, Europa, especialmente la eurozona, es más vulnerable. La eurozona no tiene tanto un problema comercial, porque mantiene un cierto superávit, sino de precios. De acuerdo a Eurostat, la oficina de estadísticas de la Unión Europea, la inflación desestacionalizada aumentó en enero el 0,8%, un nivel cercano a la deflación. En estas condiciones cualquier crisis monetaria en los países emergentes puede producir un desastre, ya que –a diferencia de sus competidores norteamericanos– los bancos europeos han prestado allí más de 300 mil millones de dólares. El derrumbe de cualquier economía emergente puede arrasar con los bancos más importantes del continente y empujar una repentina alza de las tasas de interés, agravando la deflación. Por esta razón es que todos los observadores estaban tan decepcionados el jueves pasado, cuando el presidente del Banco Central Europeo (BCE), Mario Draghi, anunció el mantenimiento de la tasa de interés interbancario al acabar la reunión mensual de su directorio.
Aunque después de las recientes medidas de ajuste en los países emergentes se calmaron las maniobras monetarias, los datos de coyuntura de Estados Unidos y Asia de esta última semana activaron nuevamente las alarmas. Todas las bolsas de Asia, Europa y Estados Unidos terminaron la semana a la baja. Además, los datos sobre el crecimiento del empleo en Estados Unidos, dados a conocer el viernes, son menores de lo previsto.
En estas condiciones, los pequeños inversores, alentados por la prensa, se ponen locos y su desesperación favorece las maniobras criminales. Así el regulador financiero del Estado de New York ha abierto esta última semana una investigación por manipulación cambiaria en mercados extranjeros contra agentes de una docena de bancos, según informa Al Jazeera. Autoridades crediticias de Estados Unidos, Gran Bretaña, Suiza, Hong Kong, Argentina y Singapur están investigando a agentes de diferentes bancos por haber compartido información sobre transacciones cambiarias para beneficiarse personalmente. El Deutsche Bank despidió a tres agentes de cambio en New York, informó el New York Times el miércoles, y Reuters reportó el viernes que el subgerente general de la sucursal Buenos Aires del mismo banco fue igualmente despedido por manejo fraudulento de la tasa de cambio peso/dólar.
Según afirma Mark Mobius, de la consultora californiana Franklin Templeton, los inversionistas a corto plazo están muy preocupados, pero la mayoría de los inversionistas a largo plazo entiende que deben mantener sus colocaciones en los mercados emergentes, porque la recuperación puede venir muy rápido. La situación de las inversiones a largo plazo, sostiene, se mantendrá a largo plazo bajo tres condiciones: que “las tasas de crecimiento económico de los mercados emergentes continúen siendo por lo menos tres veces más rápidas que las de los mercados desarrollados; los mercados emergentes tengan más reservas extranjeras que los desarrollados y la razón PIB/deuda de los países emergentes siga siendo mucho menor que la de los mercados desarrollados”.
Dado que las principales variables macroeconómicas de los países emergentes muestran economías en condiciones de seguir creciendo, la crisis monetaria abre perspectivas de ganancia inusitadas para los fondos de inversión norteamericanos que pueden adquirir muy barato posiciones en las empresas de dichos países. Aunque los mercados de capitales mantengan su volatilidad durante todo 2014, quienes puedan esperar e invertir a mediano plazo obtendrán enormes ganancias. Si los países emergentes, por su parte, saben evitar que el ingreso de las nuevas inversiones produzca una mayor desnacionalización de sus activos, pueden aprovechar las inversiones a mediano plazo para el desarrollo de sectores estratégicos. De este modo, los pescadores estarían sentados en ambas márgenes del río revuelto mirando a las mariposas aletear.
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Eduardo J. Vior