domingo, 23 de febrero de 2014

Washington desestabiliza con "revoluciones de colores"

La no-violencia sucia

Año 7. Edición número 301. Domingo 23 de Febrero de 2014
Pero se mueve. Los episodios de Egipto y los países árabes, una apropiación de la espontaneidad.
Gene Sharp lo tiene claro, se necesita apoyo mediático para manipular la realidad de un país y empujarlo al desastre.
La Albert Einstein Institution (AEI) es un instituto de consultoría y asesoría política con sede en Boston y presencia en Europa, Medio Oriente, África y América latina. Bajo la dirección de Gene Sharp interviene en Venezuela adiestrando a los jóvenes derechistas en tácticas de agitación “pacíficas”, así como en Argentina, Brasil, Bolivia, Ecuador, Nicaragua y El Salvador. Gene Sharp preside el instituto desde su fundación en 1983. En él se han preparado buena parte de las llamadas revoluciones de color (naranja, rosa, etc.) y las “primaveras árabes”. Su mano derecha es Jamila Raqib, directora ejecutiva del AEI. Nacido en 1928 en Ohio, Sharp es reconocido como el precursor de teorías “no violentas” para deponer gobiernos inspiradas en el pensamiento de Henry D. Thoreau y el Mahatma Gandhi. Las teorías de Sharp se hicieron famosas en Serbia, cuando las aplicó Otpor (Resistencia), una organización estudiantil derechista. Entre 1998 y 2000 este grupo consiguió desestabilizar su país, hasta derrocar a Slobodan Milósevic y disolver Yugoslavia. Ya en 2002, The New York Times reveló que la agrupación recibió instrucciones directamente de Robert Bob Helvey, un coronel retirado del ejército estadounidense veterano de Vietnam y operador del AEI para la desestabilización “no violenta” que trabajó en Serbia por pedido del Instituto Nacional Republicano de EE.UU.
En 2005, el periodista francés Thierry Meyssan, publicó una investigación titulada Golpes de Estado con suavidad y disimulo - Albert Einstein Institution: no violencia, según la CIA, revelando los nexos de Sharp y Helvey con la CIA, porque ésta desde hace años prefiere los “métodos de no violencia” para derrocar gobiernos. Desde 1989, el AEI le sirve para ejecutar golpes de Estado “blandos”. En aquel momento, la CIA contactó en la embajada de Estados Unidos en Tel Aviv a Sharp y Helvey con un grupo de agentes secretos antipalestinos vinculados con el coronel Reuven Gal, director de Acción Psicológica de las fuerzas armadas israelíes. Entonces surgió la doble táctica de actuar con métodos violentos y no violentos aplicada luego en distintos países. Según Meyssan, el AEI recibe financiamiento de la NED.
El libro más conocido de Gene Sharp, La política de la acción no violenta (1973), la presenta como un método para la toma del poder. Su argumento clave es que el poder no es monolítico, sino que se basa en la obediencia a las órdenes de los dirigentes, la que hay que minar para que el pueblo deje de obedecer a sus líderes y el sistema caiga. Su estrategia se fundamenta en 198 métodos de desestabilización que expone en su libro De la dictadura a la democracia. Un sistema conceptual para la liberación y clasifica en tres grandes categorías: protesta y persuasión, no cooperación, e intervención no violenta. Sharp incluye en la primera “mayormente manifestaciones simbólicas como desfiles, marchas y vigilias”. La “no cooperación” abarca tres sub-categorías: “a) no cooperación social; b) no cooperación económica, como el boicot, el desabastecimiento, la especulación y las huelgas y c) no cooperación política”. La “intervención no violenta” opera “mediante procedimientos psicológicos, sociales, económicos o políticos, tales como el ayuno (huelga de hambre), la ocupación no violenta y el gobierno paralelo”. Sharp enfatiza la necesidad del apoyo mediático, “para manipular la realidad del país, empujarlo hacia su propio desastre y concretar la conspiración”. En 2007, Sharp escribió al periodista francés para negar su participación directa en las conspiraciones dirigidas por Estados Unidos (EE.UU.), pero sin negar que sus métodos sean aplicados para imponer los intereses estadounidenses en otros países ni mencionar el financiamiento de la NED.
Si bien el AEI no puede por sí misma tumbar gobiernos, es claro que su trabajo la convierte en cómplice necesaria. La “no-violencia”, según Sharp, prepara la sustitución ilegítima de un sistema político en combinación con las acciones violentas de francotiradores, saqueadores y terroristas. Se trata de una revolución no tan pacífica.

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Eduardo J. Vior