Turquía y Alemania miran con desconfianza a EE.UU. por los atentados
Los acontecimientos recuerdan la creación de la red Gladio por la CIA y el MI6 británico, para combatir a la izquierda y a los movimientos sociales en Europa en los '70
por Eduardo J. Vior
Tiempo Argentino
24 de diciembre de 2016
Aunque los contextos son muy diferentes, el asesinato del embajador
ruso en Turquía y el arrollamiento de los concurrentes a un mercado de
Navidad en Berlín con un camión polaco se parecen demasiado, como para
pensar en casualidades. En ambos casos se atacó en Estados aliados de
Estados Unidos que están mejorando sus relaciones con Rusia, los dos
atentados se los atribuyó el Estado Islámico (EI) y en los dos casos se
intentó provocar un giro autoritario.
Inmediatamente después del
asesinato el lunes pasado en Ankara del embajador ruso Andrei Karlov por
un joven expulsado de la policía turca luego del fallido golpe de
Estado de julio pasado, tanto el gobierno de Turquía como el de Rusia
declararon que se trataba de un “ataque terrorista” y prometieron
profundizar la mejora de las relaciones ruso-turcas en curso. Voceros
rusos oficiosos criticaron la falta de adecuadas medidas de seguridad,
pero disculparon al gobierno turco y adjudicaron el atentado a servicios
secretos occidentales, a pesar de que el Estado Islámico (EI) se lo
había atribuido.
Después de haber apoyado a los islamistas en
Siria durante cuatro años, los atentados perpetrados por estos en
Turquía y la presión internacional obligaron a Erdogan a perseguir al
EI. En julio pasado el intento de golpe de Estado de una secta
iluminista dirigida desde EE UU por el clérigo Fetulá Gülenlo acercó a
Ankara a Moscú y este último hecho lo puso definitivamente en sintonía
con la política rusa para Levante. Así, el martes se encontraron en la
capital rusa los ministros de relaciones exteriores de Rusia, Turquía e
Irán, para extender a toda Siria el cese del fuego alcanzado en Alepo.
Junto con la tregua estas potencias se están repartiendo el control de
territorio sirio en acuerdo con el gobierno de Assad.
Sin embargo,
este acercamiento a Moscú debilita a Erdogan ante los nacionalistas
civiles y militares que controlan las fuerzas armadas y de seguridad.
Tanto los neofascistas como los iluminados y los guerrilleros kurdos
mantienen fuertes contactos con la CIA, de modo que el presidente está
bajo una presión múltiple de la que espera salir alcanzando el cese del
fuego para el oeste de Siria junto con el gobierno sirio, Rusia e Irán.
Si se alcanza esta meta, los socios esperan acordar la construcción del
gasoducto iraní-iraquí-sirio-turco para exportar gas iraní a Europa,
pero este proyecto depende de que Donald Trump y Vladimir Putin se
pongan de acuerdo y tiene la condición previa de que Barack Obama no
derribe a Erdogan antes del 20 de enero.
Berlín grita a la vida
Entretanto,
hasta el viernes seguía prófugo el terrorista que el mismo lunes a la
noche mató a 12 personas en un mercado de Navidad en el centro de Berlín
y dejó 49 heridos. El Estado Islámico se adjudicó también esta masacre.
En la cabina del camión Scania utilizado se encontró al chofer polaco
del vehículo, muerto de un balazo en el momento del atentado, el permiso
de residencia precaria del tunecino Anis Amri y en la puerta sus
huellas digitales.
En Alemania se ha desatado una gran polémica, al
saberse que los servicios de inteligencia conocían desde hace algunos
meses el plan de Amri para cometer un atentado. Sin embargo, expertos
serios sospechan que el DNI y las huellas podrían haber sido colocadas
intencionalmente para desorientar la pesquisa.
Aunque se temen
nuevos atentados, Angela Merkel ordenó que la búsqueda del sospechoso se
realice discretamente, que los tradicionales mercados de Navidad se
mantengan y no se suspenda el fútbol. Especialmente los habitantes de
Berlín han intensificado su presencia en los espacios públicos conla
consigna de “vivir como en épocas normales“.
Viejos y nuevos nazis
y muchos oportunistas aprovechan la ocasión para alzarse contra la
política inmigratoria de la canciller. Su tradicional socio
socialcristiano en Baviera, la CSU, ha amenazado con romper el acuerdo
que la une con la CDU (Unión Demócrata Cristiana) de Merkel, aunque en
este caso debería coaligar con la neonazi Alternativa por Alemania
(AfD). En esta hipótesis se desharía la gran coalición gobernante
CDU/CSU-SPD (socialdemócratas), sin que una alianza SPD-Verdes-Izquierda
pueda conquistar la mayoría en las elecciones del año que viene aún con
fecha a determinar. Evidentemente, el atentado del lunes apuntó a que
se forme un gobierno entre conservadores y neonazis, por lo que es
razonable sospechar que se trató de un atentado de falsa bandera, para
derrocar a la canciller e instaurar un gobierno autoritario y anti ruso.
Entre
fines de los años '60 y fines de los '70, la CIA y el británico MI6
movilizaron la red Gladio para combatir a la izquierda y a los
movimientos sociales en auge en Europa Occidental. Esta red operaba como
un gobierno clandestino que, mediante atentados con falsa bandera,
intentaba crear una conmoción que justificara erigir gobiernos
autoritarios. Gladio realizó atentados terroristas en Italia, Francia,
Bélgica y Alemania que nunca fueron totalmente esclarecidos y hay
indicios de que nunca se disolvió. El hecho de que los atentados de esta
semana se dirigieran contra dos aliados de EE UU que buscan mejorar sus
vínculos con Rusia permite inferir que la red criminal volvió a actuar.
Barack
Obama y la CIA buscan evitar que Donald Trump y Vladimir Putin puedan
alcanzar una nueva coexistencia pacífica. Para ello está dispuesto a
atacar a todos los gobiernos díscolos. Más atentados están en la agenda
hasta la asunción del nuevo gobierno el 20 de enero. De la calma de los
gobernantes no involucrados y la templanza de sus poblaciones depende
que el realismo y la sensatez primen sobre la ideología. «