Trabajando con la muerte
Mientras
que Donald Trump hace campaña electoral con la reactivación de la
economía, la pandemia sigue avanzando y los trabajadores vuelven a sus
puestos sin protección alguna
por Eduardo J. Vior
Infobaires24
8 de junio de 2020
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8 de junio de 2020
Gracias
al subsidio a los salarios pagado a principios de mayo pasado, la tasa
de desempleo de ese mes en Estados Unidos arrojó una baja del 1,5%. El
presidente Donald Trump inmediatamente salió a festejar el descenso como
un éxito propio, desconsiderando los enormes riesgos de contagio que
corren trabajadores y empleados que retornan a sus empleos teniendo que
comprarse ellos mismos los medios para protegerse. El presidente hace
campaña con sus supuestos logros económicos y confrontando con la
oposición demócrata, pero su estilo le ha granjeado adversarios dentro
del propio partido y va a tener que mostrar éxitos palpables para vencer
en noviembre.
Los principales valores de la Bolsa de Nueva York
subieron el viernes entre 2% y 3%, después de que el Departamento de
Trabajo informó el aumento en 2,5 millones de empleos en la primera
mitad de mayo, principalmente en la gastronomía, hotelería y el sector
sanitario. Este dato desmintió a las empresas de investigación del
mercado de trabajo, que habían previsto la pérdida de 7,5 millones de
puestos de trabajo en el mismo período y, con ello, una tasa al 19%. Es
curioso que analistas tan avezados hayan omitido considerar los cuadros
de movilidad laboral que Google publica cada día en base a los datos que
arroja el GPS y que daban cuenta de un ligero aumento entre mediados de
abril y mitad de mayo. La segunda mitad de mayo, en tanto, no mostró
nuevos aumentos en la movilidad.
De
acuerdo a los mismos datos, la movilidad laboral se encuentra
actualmente en un 40% debajo de sus valores normales, después de haber
descendido al inicio de la pandemia al 50%. Los datos de Google sugieren
que algunas actividades han reabierto y retomado trabajadores. No
obstante, EE.UU. está muy lejos de la recuperación. En el informe
reciente del Departamento de Trabajo se refleja una pequeña mejora entre
abril y mayo, pero nada autoriza el optimismo del presidente.
En
primer lugar, cada día hay 20.000 nuevos contagiados por Covid-19.
Cuando hace un mes comenzaron en Estados Unidos los testeos masivos, el
altísimo alza en el número de infectados se atribuyó al número de
diagnósticos, pero sigue habiendo muchos nuevos contagios y el riesgo de
que advenga una segunda ola de infecciones es más alto en EE.UU. que en
Europa o Asia Oriental.
Segundo, las pymes tienen mucho miedo de
reclutar personal y el promedio de las más pequeñas empresas prevé
comenzar 2021 con menos del 75% de los asalariados que tenía al comenzar
2020.
Tercero,
se espera que este año los consumidores estadounidenses consuman menos y
ahorren más, como forma de precaverse en tiempos difíciles y también,
porque la Reserva Federal ha reducido tanto las tasas de interés
bancarias que los norteamericanos se ven forzados a ahorrar más para
hacerse de un colchón que les permita sobrevivir en la vejez.
Mientras
tanto, el viernes 5 el Centro de Control de Enfermedades y Epidemias de
EE.UU. (CDC, por su nombre en inglés), el mayor organismo estatal para
el control de patologías infecciosas, reportó un total de 1.862.656
nuevos casos desde el inicio de la pandemia y una suma de 108.064
muertes. De jueves a viernes se registraron 20.555 nuevos casos y 1.035
nuevos decesos.
El siguiente mapa muestra el estado actual de
difusión de la pandemia en los distintos estados y distritos del
territorio continental de Estados Unidos (los más afectados se muestran
en colores más intensos; más tenues los de menos contagios):
Las
previsiones oficiales apuntan a una baja progresiva del crecimiento de
los contagios, que van a seguir aumentando, pero más lentamente que
hasta ahora. Sin embargo, se van a registrar grandes variaciones entre
los diferentes estados. En el cuadro siguiente puede verse la tendencia
de crecimiento de los contagios por Covid-19:
A
pesar de la persistencia de la pandemia y de la profundidad de la
crisis económica, la elite política está en plena campaña electoral. A
los choques permanentes con los demócratas, a quienes acusa de
“izquierdistas” por su apoyo a las protestas posteriores al asesinato de
George Floyd en Minneapolis, el estilo confrontador del Donald Trump le
ha sumado poderosos adversarios entre los propios republicanos. Así, el
sábado pasado el ex secretario de Estado de George W. Bush, Colin
Powell, anunció que votará al candidato demócrata Joe Biden. La semana
pasada también el ex secretario de Defensa, James Mattis, dijo que su ex
jefe no era “un líder maduro” y lo acusó de “intentar deliberadamente”
dividir al país. Antes, otro general retirado, el ex jefe de gabinete
John Kelly, le había pedido a los estadounidense que “miren con atención
a quién” eligieron y advirtió que “la disputa partidaria se había
descontrolado” en Estados Unidos. Finalmente se expresó contra el
presidente el almirante retirado William McRaven que en 2011 dirigió el
asesinato de Osama bin Laden, el líder de Al Qaeda.
En todas las
encuestas el presidente figura entre cuatro y ocho puntos por debajo de
su contendiente demócrata. Sin embargo, como los sondeos tienen un
previsible margen de error de 3,5 puntos, puede afirmarse que en este
momento existe un empate técnico entre demócratas y republicanos.
Además, ninguno de los dos tiene la seguridad de cómo van a votar los
“estados oscilantes”, aquellos 10 o 12 distritos que cambian de color de
una elección a otra.
Gran parte del resultado electoral va a
depender de la evolución de la economía y de que no haya un fuerte
rebrote de la pandemia que eleve aún más el número de muertos. Sólo así
el presidente puede dejar sin argumentos a sus adversarios demócratas y
republicanos. Sin embargo, en un país donde la vida humana y su dignidad
importan poco, las impresiones momentáneas y los reflejos emocionales
pesan muchas veces más que los datos duros de la realidad. Buena materia
para la manipulación mediática y comunicacional que puede volver a
imponerse el próximo 3 de noviembre.
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Eduardo J. Vior