El Tratado de Libre Comercio UE-Mercosur
Año 7. Edición número 324. Domingo 3 de agosto de 2014
En la Decisión 45 de su Declaración Final, la 46ª Reunión Cumbre de
Presidentes del Mercosur se limitó a registrar que “(Los países miembro)
reiteran la importancia de las negociaciones del Acuerdo de Asociación
Mercosur-Unión Europea (y) manifestaron (…) la expectativa de que, una
vez que la Unión Europea concluya las consultas necesarias para la
presentación de su oferta, se fije fecha para el intercambio de las
respectivas propuestas, (…)”. Detrás de la constatación se esconden
graves diferencias políticas internas sobre la cuestión.
El Tratado de Libre Comercio del Mercosur con la Unión Europea fue retomado por el Gobierno de Paraguay en la reunión de Ministros de Relaciones Exteriores que se llevó a cabo el lunes en Venezuela, pero la presidenta Dilma Rousseff también ha reiterado este mes que mantiene una “firme voluntad” de avanzar en las tratativas. El presidente de la Comisión Europea (UE), José Manuel Durao Barroso, dijo por su parte en Brasilia hace dos semanas que “la Unión Europea y el Mercosur están de novios hace quince años” y apuntó: “¿No será el momento de oficializar esa relación? Estoy convencido de que sí”.
No obstante, la información sobre las negociaciones no trasciende las altas esferas estatales. En 1995, ambos bloques firmaron un Acuerdo Marco Interregional de Cooperación que abrió el diálogo en diversos niveles. Pero fue en 2000, cuando se empezó a negociar un “Acuerdo de Asociación”, que incluyó las dimensiones comerciales y políticas que en el 2008 se ampliaron a energía, infraestructura, ciencia y tecnología.
Uno de los puntos de mayor debilidad para los países sudamericanos es que sus ventajas comparativas se verían reducidas por la reticencia de los europeos a distender el proteccionismo agrícola, principalmente en Francia, Irlanda y Polonia.
Presionado por los industriales paulistas, cuyas corporaciones están en condiciones de competir globalmente, el gobierno brasileño presiona para avanzar en las negociaciones, pero sus pares de Argentina y Venezuela enfrían la concreción del acuerdo con la UE. ¿Hasta cuándo?.
El Tratado de Libre Comercio del Mercosur con la Unión Europea fue retomado por el Gobierno de Paraguay en la reunión de Ministros de Relaciones Exteriores que se llevó a cabo el lunes en Venezuela, pero la presidenta Dilma Rousseff también ha reiterado este mes que mantiene una “firme voluntad” de avanzar en las tratativas. El presidente de la Comisión Europea (UE), José Manuel Durao Barroso, dijo por su parte en Brasilia hace dos semanas que “la Unión Europea y el Mercosur están de novios hace quince años” y apuntó: “¿No será el momento de oficializar esa relación? Estoy convencido de que sí”.
No obstante, la información sobre las negociaciones no trasciende las altas esferas estatales. En 1995, ambos bloques firmaron un Acuerdo Marco Interregional de Cooperación que abrió el diálogo en diversos niveles. Pero fue en 2000, cuando se empezó a negociar un “Acuerdo de Asociación”, que incluyó las dimensiones comerciales y políticas que en el 2008 se ampliaron a energía, infraestructura, ciencia y tecnología.
Uno de los puntos de mayor debilidad para los países sudamericanos es que sus ventajas comparativas se verían reducidas por la reticencia de los europeos a distender el proteccionismo agrícola, principalmente en Francia, Irlanda y Polonia.
Presionado por los industriales paulistas, cuyas corporaciones están en condiciones de competir globalmente, el gobierno brasileño presiona para avanzar en las negociaciones, pero sus pares de Argentina y Venezuela enfrían la concreción del acuerdo con la UE. ¿Hasta cuándo?.
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Eduardo J. Vior