Bancos europeos en riesgo por el Brexit
De acuerdo con un informe del FMI de fines de junio el Deutsche Bank representa uno de los mayores riesgos para el sistema financiero internacional, más que el HSBC y que el Credit Suisse. La situación se agravó con la salida de Gran Bretaña de la Unión Europea
por Eduardo J. Vior
Tres semanas después de la decisión británica de abandonar la Unión
Europea (UE) se empiezan a distinguir algunos ganadores y perdedores.
Entre los primeros están Wall Street, las corporaciones multinacionales
que operan en dólares, las empresas británicas que negocian con sus 52
ex-colonias y la cooperación chino-rusa. Entre los perdedores están las
empresas que comercian entre el continente y la isla, los fondos de
inversión y los bancos europeos. Aunque los problemas de éstos últimos
no se originan en el Brexit, el referendo los agravó.
El jueves pasado Víctor Constancio, vicepresidente del Banco Central
Europeo (BCE), esbozó en Madrid la posibilidad de ayudar a bancos en
riesgo. Aunque no la mencionó, la banca italiana será la receptora de
este dinerojunto, quizá, con la portuguesa. Para ello habrá que
flexibilizar la prohibición europea de dar ayudas a bancos en problemas
si primero no se solicitó la colaboración de sus accionistas. Según
Constancio esta prohibición impidió que los bancos se deshicieran de
activos con problemas.
Las manifestaciones del número dos del BCE coinciden con la campaña
del primer ministro italiano Matteo Renzi para obtener ayudas del máximo
Banco europeo con el argumento de que la enorme inestabilidad
resultante del referendo británico impide a los bancos italianos vender
los créditos incobrables como ordena la normativa europea. La situación
de los Bancos italianos se agravó en los últimos días, cuando el Monte
dei Paschi de Siena (MPS), el tercer banco de Italia, de 550 años de
antigüedad, fue conminado hace diez días por el Banco Central Europeo a
reducir en un 30% su cartera de préstamos morosos durante los tres
próximos años. En la bolsa de Milán se suspendieron inmediatamente las
cotizaciones de MPS, Unicredit y Banca Popolare Emilia Romagna. La
declaración de Constancio fue, entonces, un intento de buscar un
compromiso que evite la catástrofe.
Las entidades financieras italianas tienen más de 350.000 millones de
euros en créditos dudosos (el 17% del total). Renzi pretendía
reestructurar el sector sin ayuda de la UE y a su ritmo, para evitar
condicionamientos macroeconómicos. Por eso aplaudió el anuncio del
banquero europeo.
En Portugal, en tanto, la Caixa Geral de Depósitos (una banca
pública) requiere una inyección estatal de miles de millones de euros,
mientras que el Novo Banco se ha vendido a pérdida. Para agravar la
situación, el 28 de junio último el ministro de Finanzas alemán Wolfgang
Schäuble declaró que si quiebra la Caixa será necesario un nuevo
rescate europeo. Con su exabruptoSchäuble hundió el valor de los activos
portugueses.
Sin embargo, en Alemania las cosas no andan mucho mejor. Si hasta fin
de julio el alemán Deutsche Bank y el suizo Credit Suisse no recuperan
diez puntos en el rating de las mayores empresas europeas, Stoxx50,
quedarán fuera del índice.
De acuerdo con un informe del FMI de fines de junio el Deutsche Bank
representa uno de los mayores riesgos para el sistema financiero
internacional, más que el HSBC y que el Credit Suisse. El Fondo teme que
los estrechos vínculos que los bancos alemanes (citan también al
Commerzbank) tienen con compañías de seguros puedan, en situaciones
críticas, generar reacciones en cadena que afecten toda la economía. La
crítica del FMI desconsidera, empero, que desde el siglo XIX el
capitalismo alemán se desarrolló bajo la dirección de grandes bancos que
invirtieron en la economía productiva y se protegieron con el negocio
de los seguros. Es una peculiaridad que los dogmáticos del
neoliberalismo no entienden.
Los mayores problemas los tiene el Deutsche Bank con la Reserva
Federal norteamericana. Por segunda vez la casa alemana reprobó en junio
el “test de estrés“del banco central de EE.UU. Se le cuestionaron
especialmente un insuficiente control de riesgos e inadecuados controles
internos. ¿Hasta qué punto no es ideológica la evaluación de riesgos?
Por estas dificultades el gigante germano redujo su valor de mercado a
sólo 17.000 millones de euros y quedó a disposición de los
especuladores.
Del mismo modo UniCredit, el mayor banco de Italia, vale hoy sólo
12.000 millones de euros, dado que sus créditos morosos ascienden a
51.000 millones. En tanto, en la semana posterior al Brexit el español
BBVA (10.000 millones de euros) y los italianos UniCredit (8.400
millones de euros) e Intesa Sanpaolo (8.000 millones de euros) fueron
los bancos europeos que más dinero tomaron prestado gratis al Banco
Central Europeo.
Los precios de las acciones bancarias europeas, que ya caían un 20
por ciento este año, han duplicado su baja desde la votación. No
obstante, el Comisario Europeo de Servicios Financieros, Valdis
Dombrovskis, sostuvo el lunes 5 ante el Parlamento Europeo que la crisis
de la banca italiana se debe a la baja rentabilidad y a la pesada carga
de préstamos incobrables y no al Brexit cuyo gran beneficiario es el
dólar que ha subido notablemente su cotización frente a las monedas
europeas ofreciendo a los inversores refugio ante la inestabilidad del
Viejo Continente.
La perspectiva de que Gran Bretaña abandone la UE amenaza asimismo la
planeada fusión entre las bolsas de Londres y de Fráncfort.
Muchos de quienes votaron por la salida de la UE ponen grandes
esperanzas en la ampliación del comercio con las ex–colonias británicas,
pero por sus dimensiones ésta no es una alternativa al comercio con
Europa, aunque el Brexit facilitará las inversiones en esos países y el
comercio con ellos.
Todavía es temprano para determinar quién ganó y quién perdió por el
referendo. La prensa sensacionalista acusa a Rusia de aprovecharse de la
fractura europea, pero para Moscú da lo mismo negociar o chocar con los
europeos juntos o por separado. Los medios oficiales chinos, a su vez,
dieron el triunfo al dólar. En Moscú, por su parte, señalan calladamente
a la Organización de Cooperación de Shangai a la que la semana pasada
se sumaron India y Paquistán. Con seguridad los principales perdedores
son los bancos europeos. ¿Querrán resarcirse en los países emergentes?
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Eduardo J. Vior