Washington y Pyongyang corren la agenda y agudizan la tensión
Con el exitoso lanzamiento de un nuevo misil como fondo de la escena, Estados Unidos y Corea del Norte chantajean a China y Rusia, uno para desviar la atención de otros temas candentes, y el otro, para mantenerse en el centro de la escena
por Eduardo J. Vior
Tiempo Argentino
3 de diciembre de 2017
Tiempo Argentino
3 de diciembre de 2017
En un
momento en el que importantes controversias económicas y políticas
concentran la atención de la diplomacia mundial, Estados Unidos y Corea
del Norte coinciden en agudizar la tensión en Asia Oriental para
arrancar concesiones a China y Rusia.
El pasado
miércoles 29 el ejército norcoreano probó el Hwasong-15, un cohete
balístico intercontinental que recorrió 950 kilómetros antes de caer en
el mar al este de Japón. Los expertos militares de Corea del Sur
reconocieron que el ensayo balístico norcoreano ha sido un éxito. El
lanzamiento fue el primero tras una pausa de dos meses y medio y
representa una reacción de Pyongyang ante el adelantamiento de las
maniobras militares estadounidenses en el sur de la península que
torpedean los esfuerzos rusos y chinos por hallar una solución pacífica.
Por ejemplo, el pasado 27 de noviembre el viceministro ruso de
Exteriores, Ígor Morgúlov, esbozó en Seúl una hoja de ruta en tres fases
para resolver la crisis coreana que prevé, primero, la suspensión
simultánea del programa norcoreano de cohetes y armas nucleares y de los
ejercicios militares conjuntos de EE UU y Corea del Sur. En la segunda
etapa se iniciarían negociaciones directas entre Pyongyang y Washington,
por un lado, y entre las dos Coreas, por el otro y, en la tercera fase,
mediante negociaciones multilaterales se establecería un mecanismo de
paz y seguridad que desnuclearice la península de Corea y desmilitarice
toda la región.
Como respuesta ante el test, Washington convocó a
todos los países del mundo a romper las relaciones diplomáticas con
Norcorea, llamado que el ministro ruso de Relaciones Exteriores, Serguei
Lavrov, rechazó el jueves 30. Ayer, en nuevas declaraciones afirmó que
"al condenar las aventuras misilísticas y nucleares de Pyongyang no
podemos no hacer lo mismo ante el comportamiento provocativo de nuestros
socios estadounidenses que intentan arrastrar a su lado a los japoneses
y los surcoreanos, que se convertirán en las primeras víctimas, si
estalla una guerra en la península de Corea", señaló.
Lavrov
subrayó también que "el líder norcoreano no lanzaba ninguna aventura
desde hacía más de dos meses. A la vez, en septiembre nuestros socios
estadounidenses nos dieron a entender que los próximos ejercicios de
gran envergadura en la región estaban programados recién para la
primavera de 2018" y "nos sugirieron que, si hasta entonces Pyongyang se
mantiene calmo, se podría comenzar un diálogo, algo que Rusia apreció".
Y continuó: "Empezamos a trabajar con Pyongyang y, de repente, dos
semanas después anuncian ejercicios extraordinarios en octubre y más
tarde en noviembre. Ahora hablan de más maniobras en diciembre".
En
tanto, también China advirtió severamente contra la provocación
norteamericana. En un editorial del oficioso Global Times se previene
que "la presión norteamericana por la adopción de sanciones extremas
contra Norcorea recae nuevamente sobre China y el riesgo de guerra
continúa creciendo. El programa armamentístico norcoreano produjo un
desequilibrio geopolítico en Asia Nororiental", afirma. "Los EE UU
hallaron una nueva excusa para desplegar sus armas estratégicas en la
región. El sistema THAAD (de derribo de proyectiles, instalado por EE UU
en Surcorea) representa una amenaza directa para China". Y prosigue:
"Aunque nuestra nación se sumó a las sanciones decretadas por el Consejo
de Seguridad de la ONU, pensamos que las mismas deben concentrarse en
el programa nuclear y no en tratar de golpear la vida cotidiana del
pueblo norcoreano".
Luego advierte que "para resolver la crisis
nuclear hay que combinar sanciones y negociaciones. En la medida en que
ha violado las resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU, Corea
del Norte debe prepararse a sufrir nuevas sanciones", comenta. "Sin
embargo, nada justifica un embargo comercial general o la ruptura de
relaciones diplomáticas. Está aumentando la posibilidad de que estalle
una guerra en la península coreana, por lo cual China está completamente
preparada para utilizar su potencial en defensa del interés nacional.
No le debemos nada a nadie y los demás países deberían saberlo",
finaliza.
Desde
hace años EE UU y Corea del Norte se vienen provocando mutuamente con
una retórica agresiva. Los primeros utilizan el conflicto coreano cada
vez que necesitan desviar la atención de otros temas de la agenda
mundial. Los segundos, en tanto, buscan mantenerse en el centro de la
escena internacional, a lo que se agrega la dificultad para saber qué
funcionario representa la verdadera posición oficial de Washington. Por
cierto, China y Rusia han comenzado recientemente a aceptar las
sanciones del Consejo de Seguridad de la ONU, aunque insisten en que se
las combine con negociaciones políticas comprehensivas. Ambas potencias
reclaman que EE UU retire sus armas estratégicas de la península a
cambio de la cancelación del programa norcoreano de armamentos. En una
situación tan trabada como la actual, la ONU parece incapaz de promover
una negociación política y en la región faltan foros multilaterales que
incluyan a todos los actores involucrados.
La única alternativa
sería, quizás, que Rusia y China repliquen la táctica norteamericana y
abran focos alternativos de conflicto en otras regiones del globo, pero
el riesgo implícito en la permanente apertura de nuevos conflictos puede
ser peor que la enfermedad que se intenta curar en Corea del Norte. «
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Eduardo J. Vior