La gran transformación mundial
Las
elecciones en Rusia y China, el quinto aniversario del papado de
Francisco y los choques en el G 20 demuestran que estamos en una nueva
época histórica
por Eduardo J. Vior
Infobaires24
21 de marzo de 2018
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21 de marzo de 2018
Las reelecciones de Vladimir Putin y Xi
Jinping confirman la solidez del ascenso de ambas potencias y la
percepción de sus elites de que se avecinan fuertes convulsiones en el
balance mundial de poder. La contracara del mismo proceso está
simbolizada por el quinto cumpleaños del papado de Francisco y el
impresionante balance de movilización y organización de movimientos
populares que su liderazgo muestra.
Unidad para la modernización
Tras su victoria en las elecciones de
este domingo, Vladimir Putin ocupará la presidencia de Rusia por cuarta
vez hasta 2024, cuando sumará 25 años en el poder.
El mandatario obtuvo más del 76% de los votos, superando por más de 50 puntos a su seguidor, el candidato comunista Pável Grudinin.
Además, Putin también superó su votación de 2012, cuando obtuvo el 64%
de los votos. Una encuesta oficial indica que hubo un 63,7% de
participación en las elecciones, más que en 2016, pero menos que en
2012, probablemente debido a la convicción de muchos votantes de que
Putin ganaría de todos modos por un amplio margen y que carecía de
sentido concurrir a las urnas.
El resultado plebiscitario de la
elección se explica, ante todo, por los éxitos exteriores del
presidente. Al reincorporar Crimea a Rusia en marzo de 2014, después del
golpe de estado en Ucrania, y apoyar a las repúblicas rusófonas en el
este de ese país, Putin dejó claro que protegería a la numerosa minoría
rusa y conservó para la flota rusa del Mar Negro la importante base de
Sebastopol. En tanto, después de que en septiembre de 2015 las fuerzas
armadas rusas acudieron a Siria llamadas por el presidente Baschar al
Assad, derrotaron a los grupos terroristas, rechazaron la intervención
extranjera y consiguieron bases en el noroeste del país que les permiten
operar en todo el Mediterráneo Oriental. Además, probaron exitosamente
200 nuevos tipos de armas que dan a Rusia la superioridad estratégica
sobre EE.UU. Estos triunfos granjearon al presidente la simpatía
mayoritaria de su población.
Sin embargo, aunque la situación
económica y social ha mejorado mucho y la pobreza ha disminuido
sensiblemente, desde que Putin asumió la presidencia en 2000, se ha
incrementado la desigualdad social y regional. Si bien Rusia es una gran
exportadora de hidrocarburos, minerales (también preciosos) y armas, el
resto de su economía está muy atrasado. Para el nuevo mandato el
presidente se propone, entonces, impulsar el desarrollo económico. Su
consagración en las urnas muestra el apoyo de la población, pero la
decisión de extender tanto su gobierno es un signo de que la elite rusa
prevé graves conmociones internacionales y quiere un liderazgo fuerte y
experimentado.
Un “gran timonel” para pilotar tormentas
El presidente chino, Xi Jinping, instó
ayer martes a realizar mayores esfuerzos para hacer de China un poderoso
país socialista moderno para mediados del presente siglo. En su
discurso, pronunciado en la reunión de clausura de la Asamblea Popular
Nacional (APN), Xi exhortó a funcionarios y legisladores a profundizar
la reforma en todas las áreas, a ampliar la apertura de la economía, a
revisar la visión de desarrollo aplicada, a mejorar la calidad del mismo
y a modernizar aún más la economía de mercado socialista. El líder
chino subrayó, además, que su país seguirá la vía pacífica de
desarrollo. El presidente reiteró que China no va a imponer su voluntad a
otros y tampoco permitirá que intenten imponerle una voluntad ajena.
“China defenderá su soberanía, su integridad territorial y los intereses
de su pueblo”, concluyó el presidente chino.
El presidente de China lanzó una
advertencia a Taiwán y EEUU al afirmar que los intentos de dividir el
país están condenados a fracasar. El líder chino hizo esta advertencia
después de que el presidente de EEUU, Donald Trump, promulgara una ley
que alienta los viajes de funcionarios públicos y ejecutivos de empresas
estadounidenses a Taiwán, y viceversa.
Durante la Revolución Cultural (1966-76)
Mao Zedong fue bautizado “el gran timonel”, para llevar a China a
puerto seguro en medio de grandes tormentas. Sin embargo, Xi acumula
igual o más poder que Mao. Incluso, la propaganda oficial ha empezado a
nombrarle con el título informal de “Lingxiu” (Líder), como se
identificaba al fundador de la RPCh. Xi controla hoy día no menos de
doce cargos políticos, militares, económicos y de seguridad. La lucha
contra la corrupción ha sido el símbolo distintivo de su administración.
Hay abundante debate sobre las
verdaderas razones para la perpetuación de Xi en la cúspide del poder.
Una de las razones más plausibles es la necesidad de preservar la
continuidad y la consolidación de China como potencia del nuevo siglo en
un momento de decadencia de la hegemonía mundial de Estados Unidos, en
el que dirigentes aventureros en Washington o en otros países pueden
verse tentados de atacar a China, para recuperar la confianza de sus
poblaciones y la iniciativa internacional. La potencia asiática debe
superar también grandes desequilibrios internos que pueden generar
agitación social y, nuevamente, alentar la intromisión occidental. Como
el presidente Xi sabe cuán deslegitimados están amplios sectores de la
burocracia estatal y partidaria por su corrupción, no ha dudado en
entenderse con la Iglesia Católica que, fiel a la política del Papa
Francisco, ha organizado una red de movimientos populares que contienen
el descontento y canalizan la participación de la población.
La alternativa crece desde abajo
Mientras se rompe el monopolio del poder
mundial, el Papa Francisco celebra el quinto año de su pontificado
organizando a los movimientos populares del mundo. Dice Granma (órgano
del Comité Central del Partido Comunista de Cuba): “Ahora que se cumplen
cinco años de su papado, (…) puede decirse que a Su Santidad lo
caracterizan la espontaneidad y la intensa proyección hacia los más
desposeídos”. ¡Éste es el efecto de Bergoglio Papa sobre los ajenos!
Imagínense los propios.
Con un apostolado de tonos franciscanos
(de ahí el nombre elegido) el Papa pone el acento en la renovación de la
fe mediante la oración y la acción por la justicia, la armonía y la
belleza. En su acción pastoral el Santo Padre combina la dignificación
de los humildes con la democratización de la organización eclesial y el
ecumenismo más amplio posible. Apoyado en este trípode ha puesto en
marcha una revolución cultural mundial.
Por su edad y su precaria salud tiene
prisa. Está cambiando vertiginosamente la composición del colegio de
cardenales, para que el próximo papado mantenga el rumbo. Ha hecho la
Curia romana más ágil, transparente y democrática. En el gobierno de la
Iglesia el pontífice ha dado el gran paso de la monarquía a la república
y acelerado la transición de la Iglesia europea a la universal. Por
ello tantas miradas están puestas en el Cardenal ghanés Peter Turkson.
Experimentado en el gobierno vaticano, desde hace casi tres años dirige
el nuevo Dicasterio para la Promoción del Desarrollo Integral, una
especie de Secretaría de Trabajo y Previsión desde donde coordina a los
movimientos populares en todo el mundo y se prepara para asumir la
dirección de toda la Iglesia.
“Viejos soñadores y jóvenes profetas son
la salvación de nuestra sociedad desarraigada”, dijo Bergoglio el lunes
pasado en la reunión preparatoria del Sínodo Mundial de la Juventud que
se reunirá en Roma el domingo 25. La sentencia caracteriza todo su
pontificado.
La decadencia de un gran imperio acarrea
innumerables peligros. Los nostálgicos de la vieja gloria pueden buscar
la restauración. Pequeñas y grandes potencias de antaño se arrojan
sobre los restos del poderoso caído. Mafias de todo tipo y colusiones
empresarias se aprovechan de la falta de gobernanza internacional.
Frente al nuevo caos las potencias continentales han adoptado programas
de emergencia y liderazgos enérgicos. No obstante, no han podido
devolver a las instituciones de gobierno la credibilidad perdida. Por
ello es que el mensaje de Francisco tiene tanta resonancia, porque la
revolución cultural que él ha iniciado devuelve la confianza en el
mundo.
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Eduardo J. Vior