jueves, 15 de marzo de 2018

Los neoconservadores rodean a Trump

El Imperio se revuelve como fiera herida

El remplazo en la Secretaría de Estado del tecnócrata Rex Tillerson por el espía Mike Pompeo preanuncia una nueva guerra en Oriente Medio y enfrentamientos en Asia
por Eduardo J. Vior
Infobaires24
14 de marzo de 2018
Eduardo J. Vior
Nada hay más impredecible que un imperio en decadencia. “Los romanos están locos”, decía Ásterix. Los Estados Unidos, también. Apenas parecía que Donald Trump se encaminaba al diálogo con Corea del Norte y acordaba con Rusia el statu quo en Siria, cuando el remplazo del secretario de Estado Rex Tillerson por el Director de la CIA, Mike Pompeo, y la sucesión de éste por Gina Haspel dieron el mando de la diplomacia y de la inteligencia norteamericana a dos tigres de la guerra.

Desde hace meses se rumoreaba en Washington a los gritos que Tillerson sería remplazado por Pompeo. Para el general John Kelly, jefe de gabinete de la Presidencia, era evidente que el ex presidente del directorio de ExxonMobil no servía para conducir la política exterior de EE.UU. El CEO intentó introducir en la Secretaría criterios empresarios y recortes presupuestarios que lo enemistaron con los diplomáticos de carrera y buena parte del Congreso.
 
Mantenía buenas relaciones con el secretario de Defensa Jim Mattis, pero no se entendía con el jefe del Consejo Nacional de Seguridad, Herbert McMaster. Difería radicalmente del presidente en su valoración del acuerdo nuclear con Irán y se enteró por Twitter de la intención de Trump de reunirse con Kim Jong-un. 
El presidente lo desmintió públicamente en múltiples ocasiones y no le perdonó que ante periodistas lo llamara “estúpido”. Hace meses que jefes de Estado, de gobierno y diplomáticos aliados y adversarios preferían hablar directamente con Trump o con alguno de los tres militares que lo rodean.

Mike Pompeo, su remplazante, es un neoconservador racista que odia especialmente a Irán cuyo régimen iguala con el Estado Islámico (EI). Con su asunción el acuerdo nuclear con Teherán está muerto.

Por su parte, la nueva directora de la CIA, Gina Haspel (la primera mujer en el cargo) dirigió y participó en la tortura de secuestrados en cárceles clandestinas en Tailandia y destruyó luego las filmaciones de los interrogatorios, violando todas las órdenes judiciales que disponían su archivamiento. Sin embargo, salvó el pellejo gracias a que Barack Obama decidió no castigar a los agentes torturadores.

Todavía no queda claro en qué medida el mandatario tuvo la iniciativa de la destitución o si lo hizo respondiendo a una presión muy fuerte de los espías. En este sentido habla la contradicción que se produjo entre Trump y Tillerson el día anterior, cuando la primera ministra británica Theresa May acusó a Rusia de haber provocado la muerte en Londres de un ex espía ruso utilizando gas nervioso. Mientras que el secretario de Estado apoyó la denuncia británica, el presidente la relativizó. En esta ocasión fue Tillerson quien actuó en consonancia con la CIA, no Trump.

El experimentado Paul Craig Roberts (http://www.informationclearinghouse.info/48940.htm) ve en el modo en que se produjo el recambio un golpe del complejo militar y de seguridad para apropiarse del gobierno, impedir el entendimiento con Rusia y agudizar el enfrentamiento con China. Craig Roberts fue Subsecretario del Tesoro durante el gobierno de Ronald Reaagn (1981-87), editor asociado del Wall Street Journal, columnista de Business Week, Scripps Howard News Service y del Creators Syndicate. Sirvió en Washington durante un cuarto de siglo y conoce bien el paño. Por eso mismo también sabe que Estados Unidos gana más entendiéndose con Rusia y China que enfrentándolos.

Según él, la combinación entre el lobby proisraelí, los neoconservadores y el complejo militar-securitario es demasiado fuerte, como para que pueda haber paz entre las superpotencias. Desde el martes a la mañana los tres grupos de presión controlan el gobierno de Donald Trump.

Cercado por las denuncias por corrupción, Benjamin Netanyahu amenaza internamente con llamar a elecciones anticipadas y externamente con desestabilizar Irán. Los neoconservadores, por su lado, apoyan a los aventureros israelíes, porque sueñan con restaurar el monopolio norteamericano sobre el poder mundial. El complejo militar-securitario, en tanto, agita el fantasma ruso, para mantener sus privilegios presupuestarios y su impunidad. Finalmente, las “prenstitutas” –como llama Craig Roberts a la prensa mercenaria- se prenden a esta agenda, para mantener el flujo de fondos estatales y su hegemonía sobre el poder mediático internacional.

Sin embargo, los golpistas no han medido el cambio de la situación estratégica. Gracias a sus nuevos sistemas de armas Rusia ha tomado la delantera frente al aparato militar estadounidense. Por su parte, China complementa su enorme poder terrestre con sus armas espaciales y cibernéticas. Irán, en tanto, no está en condiciones de atacar a sus vecinos, pero puede defenderse exitosamente por largo tiempo. Si nadie detiene a los conspiradores, desatarán guerras regionales que rápidamente pueden extenderse. Desde el martes 13 el mundo se ha hecho muy peligroso.

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Eduardo J. Vior