El Imperio se revuelve como fiera herida
El
remplazo en la Secretaría de Estado del tecnócrata Rex Tillerson por el
espía Mike Pompeo preanuncia una nueva guerra en Oriente Medio y
enfrentamientos en Asia
por Eduardo J. Vior
Infobaires24
14 de marzo de 2018
Infobaires24
14 de marzo de 2018
Nada
hay más impredecible que un imperio en decadencia. “Los romanos están
locos”, decía Ásterix. Los Estados Unidos, también. Apenas parecía que
Donald Trump se encaminaba al diálogo con Corea del Norte y acordaba con
Rusia el statu quo en Siria, cuando el remplazo del secretario de
Estado Rex Tillerson por el Director de la CIA, Mike Pompeo, y la
sucesión de éste por Gina Haspel dieron el mando de la diplomacia y de
la inteligencia norteamericana a dos tigres de la guerra.
Desde
hace meses se rumoreaba en Washington a los gritos que Tillerson sería
remplazado por Pompeo. Para el general John Kelly, jefe de gabinete de
la Presidencia, era evidente que el ex presidente del directorio de
ExxonMobil no servía para conducir la política exterior de EE.UU. El CEO
intentó introducir en la Secretaría criterios empresarios y recortes
presupuestarios que lo enemistaron con los diplomáticos de carrera y
buena parte del Congreso.
Mantenía
buenas relaciones con el secretario de Defensa Jim Mattis, pero no se
entendía con el jefe del Consejo Nacional de Seguridad, Herbert
McMaster. Difería radicalmente del presidente en su valoración del
acuerdo nuclear con Irán y se enteró por Twitter de la intención de
Trump de reunirse con Kim Jong-un.
El presidente lo desmintió
públicamente en múltiples ocasiones y no le perdonó que ante periodistas
lo llamara “estúpido”. Hace meses que jefes de Estado, de gobierno y
diplomáticos aliados y adversarios preferían hablar directamente con
Trump o con alguno de los tres militares que lo rodean.
Mike
Pompeo, su remplazante, es un neoconservador racista que odia
especialmente a Irán cuyo régimen iguala con el Estado Islámico (EI).
Con su asunción el acuerdo nuclear con Teherán está muerto.
Por
su parte, la nueva directora de la CIA, Gina Haspel (la primera mujer
en el cargo) dirigió y participó en la tortura de secuestrados en
cárceles clandestinas en Tailandia y destruyó luego las filmaciones de
los interrogatorios, violando todas las órdenes judiciales que disponían
su archivamiento. Sin embargo, salvó el pellejo gracias a que Barack
Obama decidió no castigar a los agentes torturadores.
Todavía
no queda claro en qué medida el mandatario tuvo la iniciativa de la
destitución o si lo hizo respondiendo a una presión muy fuerte de los
espías. En este sentido habla la contradicción que se produjo entre
Trump y Tillerson el día anterior, cuando la primera ministra británica
Theresa May acusó a Rusia de haber provocado la muerte en Londres de un
ex espía ruso utilizando gas nervioso. Mientras que el secretario de
Estado apoyó la denuncia británica, el presidente la relativizó. En esta
ocasión fue Tillerson quien actuó en consonancia con la CIA, no Trump.
El experimentado Paul Craig Roberts (http://www.informationclearinghouse.info/48940.htm)
ve en el modo en que se produjo el recambio un golpe del complejo
militar y de seguridad para apropiarse del gobierno, impedir el
entendimiento con Rusia y agudizar el enfrentamiento con China. Craig Roberts
fue Subsecretario del Tesoro durante el gobierno de Ronald Reaagn
(1981-87), editor asociado del Wall Street Journal, columnista de
Business Week, Scripps Howard News Service y del Creators Syndicate.
Sirvió en Washington durante un cuarto de siglo y conoce bien el paño.
Por eso mismo también sabe que Estados Unidos gana más entendiéndose con
Rusia y China que enfrentándolos.
Según
él, la combinación entre el lobby proisraelí, los neoconservadores y el
complejo militar-securitario es demasiado fuerte, como para que pueda
haber paz entre las superpotencias. Desde el martes a la mañana los tres
grupos de presión controlan el gobierno de Donald Trump.
Cercado
por las denuncias por corrupción, Benjamin Netanyahu amenaza
internamente con llamar a elecciones anticipadas y externamente con
desestabilizar Irán. Los neoconservadores, por su lado, apoyan a los
aventureros israelíes, porque sueñan con restaurar el monopolio
norteamericano sobre el poder mundial. El complejo militar-securitario,
en tanto, agita el fantasma ruso, para mantener sus privilegios
presupuestarios y su impunidad. Finalmente, las “prenstitutas” –como
llama Craig Roberts a la prensa mercenaria- se prenden a esta agenda,
para mantener el flujo de fondos estatales y su hegemonía sobre el poder
mediático internacional.
Sin
embargo, los golpistas no han medido el cambio de la situación
estratégica. Gracias a sus nuevos sistemas de armas Rusia ha tomado la
delantera frente al aparato militar estadounidense. Por su parte, China
complementa su enorme poder terrestre con sus armas espaciales y
cibernéticas. Irán, en tanto, no está en condiciones de atacar a sus
vecinos, pero puede defenderse exitosamente por largo tiempo. Si nadie
detiene a los conspiradores, desatarán guerras regionales que
rápidamente pueden extenderse. Desde el martes 13 el mundo se ha hecho
muy peligroso.
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Eduardo J. Vior