Trump busca romper el cerco en noviembre
La
batalla entre el presidente y el “Estado profundo” agudiza la división
interna en EE.UU., haciéndolos más imprevisibles y peligrosos
Por Eduardo J. Vior
Infobaires24
24 de agosto de 2018
Infobaires24
24 de agosto de 2018
Donald
Trump vivió el pasado martes 21 por una pesadilla que nunca olvidará.
Mientras que el abogado y operador del Presidente Donald Trump, Michael
Cohen, se entregaba al FBI y aceptaba colaborar con la Justicia, una
corte de Virginia condenaba a Paul Manafort, jefe de la campaña
presidencial republicana de 2016. El fiscal Robert Mueller, que
investiga la supuesta intervención rusa en esas elecciones, aprovechó
estas caídas para cantar jaque al presidente. Cercado, el jefe de la
Casa Blanca aprieta ahora el acelerador, para ganar la elección
legislativa del 6 de noviembre y tener su propia mayoría. La grieta
interna se ahonda, haciendo a EE.UU. más imprevisibles y peligrosos.
Manafort
fue declarado culpable en ocho cargos por fraude bancario y evasión de
impuestos, así como por haber omitido declarar cuentas bancarias en el
exterior. Sin embargo, el juez declaró nulas otras diez acusaciones por
falta de acuerdo entre los jurados. A la misma hora de este veredicto,
Michael Cohen admitía ante una corte federal en Manhattan haber violado
la legislación electoral mediante contribuciones corporativas y
donaciones excesivas para la campaña.
Especialmente
esta última confesión aumenta la posibilidad de que Trump sea inculpado
por irregularidades financieras. El abogado neoyorquino declaró que
durante la campaña de 2016 había hechos pagos ilegales, para favorecer a
un candidato que no mencionó, pero cuya identidad era evidente. Se
trata de transferencias respectivamente por 130 mil y 150 mil dólares a
una empresa periodística amiga, para que comprara los derechos de
publicación de los testimonios de dos mujeres (una estrella porno y una
prostituta) que aseguran haber tenido hace muchos años sexo con el
empresario inmobiliario. Más allá de sus ribetes sensacionalistas, el
problema legal reside en que Cohen afirma haber hecho los pagos con
fondos de la Fundación Trump, con la que se financió la campaña, y la
legislación prohíbe desviar fondos electorales para otros fines.
Ninguno
de los dos casos ofrece al fiscal Mueller las pruebas que necesita,
para demostrar la colusión entre Rusia y la campaña trumpista, aunque
demuestran cuán vulnerable es el entorno presidencial a acusaciones por
delitos tributarios y bancarios. Manafort enfrenta también acusaciones
similares en otros tribunales e inclusive en la misma corte de Virginia
pueden reabrirse las causas sobre las que el jurado no se había
expedido. Además, el histórico lobbista mantiene fuertes lazos con el
oligarca ruso Oleg Deripaska, en tanto Konstantin Kilimnik, un
ruso-ucraniano que trabajó con Manafort en la campaña de 2016, está
sospechado de pertenecer a un servicio de inteligencia ruso. El ex jefe
de campaña participó, asimismo, en la reunión que Donald Jr. mantuvo
durante la campaña en la Trump Tower con una delegación rusa en la que
los visitantes ofrecieron documentación para ensuciar a Hillary Clinton.
Estos datos y la actual condena hacen de Manafort un bocado de cardenal
para los medios y los servicios de inteligencia que buscan implicar al
presidente en la trama rusa.
Trump
es consciente de los riesgos legales que está corriendo. Por ello se
mantiene en una permanente ofensiva contra Mueller y el “Estado
profundo” a los que acusa de conspiración. Por la misma razón retiró al
ex jefe de la CIA, John Brennan, la autorización para acceder a
información sensible. Sus peleas con la Reserva Federal, el presidente
turco Erdogan y los medios son parte de la misma maniobra de
autovictimización, para agitar a “los de abajo” contra “los de arriba”.
Paradójicamente,
mientras se queja del “sistema” que no lo deja gobernar, el presidente
ha ido incrementando sensiblemente su control sobre el Estado. Durante
su primer año de gobierno estuvo muy limitado por funcionarios
experimentados con visiones políticas divergentes de la suya, pero paso a
paso se desembarazó de casi todos ellos. El último de la fila, el jefe
de gabinete John Kelly, sabe cuán precaria es su posición. Por el
contrario, el secretario de Estado Mike Pompeo y el Asesor de Seguridad
Nacional John Bolton parecen almas gemelas del presidente. También los
nuevos miembros de la Suprema Corte son a la hechura del jefe de Estado.
En el Departamento de Justicia, en tanto, continúa buscando el
desplazamiento de los seguidores de Mueller.
A
pesar de su situación precaria, el presidente sigue adelante, porque
confía en que, aun si ganaran el control de la Cámara de Representantes,
los demócratas no estarán después de noviembre en condiciones de
imponer al Senado el juicio político contra el mandatario.
Sin
embargo, el mandatario enfrenta a la vez tres investigaciones
importantes. Gracias a la condena penal que manda a Manafort a prisión
por muchos años y a la verificación de que estuvo en la reunión de la
Trump Tower con los rusos, el fiscal Mueller tiene una fuerte palanca
para presionarlo y obligarlo a colaborar contra el jefe de Estado.
Hasta
las elecciones legislativas del 6 de noviembre el Presidente debe
superar numerosos y duros obstáculos. Si llega indemne y consigue
imponer al Partido Republicano una mayoría propia, no cesarán los
ataques, pero los resistirá mejor. Por el contrario, si el fiscal
Mueller consigue doblar a Manafort y utilizar a Cohen, no faltarán
senadores republicanos que huelan sangre y decidan entronizar al
vicepresidente Mike Pence, el Temer de Trump.
Donald
Trump se ha mostrado consistente en la búsqueda de un compromiso con
Vladimir Putin y ha construido un puente hacia Xi Jinping que le permite
surfear la guerra comercial. Al mismo tiempo se ha mostrado
consecuentemente imperialista hacia América del Sur. Si bien quienes
quieren derrocarlo traerían al mundo mucho horror y sufrimiento,
probablemente su política internacional sería más inconsecuente que la
del magnate mandatario. No se trata de elegir entre la sartén y el
fuego, sino de estar alertas ante una situación muy inestable que puede
desbarrancarse en cualquier momento.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Estimad@s lector@s:
Este es un blog moderado. Sus comentarios serán evaluados antes de la publicación, para evitar spam.
Agradezco su atención.
Eduardo J. Vior