Cómo funciona la “Pax Russica”
El
éxito del entendimiento entre Trump y Putin, para pacificar Siria,
convalida la intervención de Moscú para pacificar regiones
convulsionadas y mediar en conflictos
por Eduardo J. Vior
Infobaires24
9 de agosto de 2018
Infobaires24
9 de agosto de 2018
La
reunión cumbre que Vladimir Putin y Donald Trump mantuvieron el mes
pasado en Helsinki está comenzando a dar sus frutos en Siria y puede
convertirse en un modelo para la solución de otros conflictos mundiales.
En
la cumbre del 16 de julio ambos líderes concordaron en la urgencia de
resolver la situación en el suroeste del país, ya que el imparable
avance del Ejército Árabe Sirio (EAS) con el apoyo de fuerzas iraníes
amenazaba provocar un choque frontal con los israelíes que ocupan desde
1967 las alturas del Golán. En la reunión Putin insistió en que se
restableciera la situación previa al comienzo de la guerra en Siria,
hace siete años. Trump, por su parte, exigía que Teherán se retirara de
todo el país.
Finalmente, acordaron
que los iraníes y la milicia libanesa Hizbulá se retiren a 80 km de
distancia de los israelíes y que se permita al EAS estacionarse en la
línea de tregua custodiada por la ONU desde 1974. A su vez, Israel
aceptó la autoridad del presidente Bashar al Assad sobre toda Siria.
En
cumplimiento del acuerdo, las milicias rebeldes entregaron las armas y
el ejército sirio ocupó la fronteriza provincia de Kuneitra. Quienes no
se quisieron someter, fueron transportados con salvoconducto ruso a la
provincia de Idleb, en el noroeste. En cambio, quienes quisieron
permanecer, se acogieron al programa de reconciliación patrocinado por
Moscú. La policía militar rusa, en tanto, se desplegó entre israelíes y
sirios, hasta que retorne la fuerza de paz de la ONU, que debió
retirarse en 2014, cuando uno de sus oficiales fue secuestrado por al
Qaeda.
Los detalles militares del
acuerdo entre Trump y Putin fueron discutidos el pasado 23 de julio en
Jerusalén por el ministro ruso de Exteriores, Serguei Lavrov y el jefe
del Estado Mayor Conjunto, el general Valery Gerasimov, con el primer
ministro israelí Benyamin Netanyahu, el ministro de Defensa Avigdor
Liberman, el jefe del Estado Mayor israelí, el general Gadi Eisenkot, y
el presidente del Consejo de Seguridad Nacional, Meir Ben-Shabbat.
Sin
embargo, se murmura que el acuerdo ya había sido diseñado en grandes
líneas el 31 de mayo pasado, cuando Lieberman viajó a Moscú. En esa
época Israel e Irán estaban al borde del enfrentamiento, luego de que el
10 de mayo se produjo un ataque con cohetes contra asentamientos
israelíes en el Golán. Israel los atribuyó a la Guardia Revolucionaria
Islámica de Irán (GRI), pero fuentes sirias adjudicaron el ataque al
propio ejército. En ese momento Israel llevó a cabo una represalia que
afectó a más de 40 blancos –principalmente iraníes- en distintas
regiones de Siria. Moscú frenó inmediatamente la confrontación,
amenazando con proveer a Damasco con cohetes antiaéreos de última
generación. Aunque la situación se calmó, la mayor eficiencia de la
defensa antiaérea siria en las últimas semanas permite inferir que los
proyectiles efectivamente fueron entregados.
Rusia
no concedió que las fuerzas iraníes se retiren a más de 80 km de la
línea de tregua, porque las necesita como auxiliares del EAS en
distintas regiones de Siria. Tampoco quiere malquistarse con Irán,
porque lo precisa como interlocutor y/o socio en numerosas cuestiones de
Oriente Medio. Finalmente, el acuerdo fue posible, porque el gobierno
de Teherán entendió que le convenía aceptarlo, para que Damasco
recuperara el control sobre todo el territorio e Irán quedara como un
actor serio de la política regional. Este último argumento fue
especialmente convincente, para convencer a la Unión Europea de seguir
negociando con Irán el mantenimiento del acuerdo nuclear y no adherirse a
las nuevas sanciones de EE.UU. De facto, el acuerdo sobre el suroeste
de Siria implicó que todas las partes hicieran concesiones, pero todas
salieron ganando.
Por supuesto que
el gobierno israelí sigue actuando, como si demandara aún más. Es la
táctica de jugador fullero que aplica Netanyahu desde siempre: pedir
más, para conseguir algo. No obstante, en una notable y asombrosa
muestra de realismo, Israel ha comenzado a tolerar a Assad y la
continuidad de la presencia iraní en Siria..
Las
consecuencias positivas del encuentro entre Trump y Putin se hacen
sentir también en el nordeste del país árabe. Pocos días después de la
reunión una delegación del Consejo Democrático Sirio (SDC, por su sigla
en inglés), liderado por los kurdos, viajó invitado a Damasco, para
dialogar con el gobierno. Poco después, el Consejo (apoyado por EE.UU.)
declaró que “se ha acordado un plan de ruta para arribar a una Siria
democrática y descentralizada”.
En
su giro reciente, las fuerzas kurdas, que controlan casi un cuarto del
territorio sirio, han comprendido que les conviene negociar con Damasco,
y hasta entregar algunas posiciones al EAS, si pueden mantener el
gobierno autónomo de su región y evitar la intervención turca.
Desde
su intervención en Siria en noviembre de 2015 Rusia ha cosechado un
triunfo tras otro. Comenzó apoyando al ejército sirio con su fuerza
aérea y los radares interceptores que instaló en la base naval de
Tartus. Luego asesoró a los sirios en las principales batallas. Más
tarde se ofreció como mediador, para que los terroristas fueran
entregando al gobierno los territorios ocupados, a cambio de garantías
rusas o del salvoconducto para retirarse a Idleb. Finalmente, su policía
militar patrulla las áreas pacificadas.
Durante
70 años (1945-2015) la humanidad ha vivido bajo una “pax americana”,
que sólo funcionó en Europa hasta 1990. Tanto en Oriente Medio como en
Asia Oriental fue un fracaso. Ahora en Levante se prueba la “pax
russica”. Si tiene éxito, el experimento puede extenderse al resto de la
región o a temas conexos. Por ejemplo, tanto Irán como Israel tienen
conflictos pendientes en otras regiones del mundo en los que los buenos
oficios de Rusia podrían ser de provecho. Si sigue siendo un mediador
honesto, ¿por qué no probarlo?
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Eduardo J. Vior