Europa y el avance de la derecha más dura
Angela Merkel está utilizando internamente las propuestas de Emmanuel Macron para la reforma de la UE
por Eduardo J. Vior
Agencia Paco Urondo
28 de septiembre de 2017
Agencia Paco Urondo
28 de septiembre de 2017
En el discurso programático que pronunció el martes 26 en la
Universidad de la Sorbona, el presidente francés Emmanuel Macron propuso
un plan de ruta para relanzar la Unión Europea y la zona euro en los
próximos diez años. No fue casual que lo hiciera dos días después de la
elección parlamentaria del pasado domingo 24 que puso a la canciller
alemana Angela Merkel ante una complicadísima formación de gobierno. De
la composición y el programa de éste dependerá el entendimiento
germano-francés que lidera Europa y –para nosotros, los argentinos, muy
importante- la estrategia que la Unión Europea seguirá en las actuales
negociaciones sobre el Acuerdo de Libre Comercio UE-Mercosur. Por eso
hay que estar muy atentos a lo que pasa en Europa.
Macron instó a enfrentar a los partidos ultraderechistas que han
ingresado a muchos parlamentos europeos. El Presidente propuso también
aceptar una “Europa de varias velocidades”, o sea con distintos grados
de integración según las capacidades económicas y financieras. Las
medidas propuestas por el mandatario se realizarían en cinco campos
claves: la digitalización, el clima, la seguridad y defensa, la
migración y cuestiones económicas y comerciales.
En el ámbito de la Seguridad y Defensa, Macron promueve la creación
de una fuerza común de intervención para 2020, un presupuesto común de
Defensa y una doctrina común de actuación. Además, entre sus planes
figura crear una academia de inteligencia europea y una fiscalía europea
contra el terrorismo. En lo económico, en tanto, sugirió crear un
impuesto sobre las transacciones financieras, para 2020 una banda
tarifaria común del impuesto de sociedades y adaptar el salario mínimo a
las posibilidades de cada país. Aconsejó asimismo elaborar un
presupuesto común de la zona euro y nombrar a un superministro de
finanzas que la gobierne.
Cuando el recién elegido presidente francés visitó Berlín el pasado
15 de mayo, Merkel le prometió acompañarlo en sus planes de reforma. Sin
embargo, cuatro meses después, y elecciones en Alemania mediante, la
situación cambió. En efecto, los partidos que integraron desde 2013 la
gran coalición, la CDU/CSU, de la Canciller Angela Merkel, y el SPD,
sufrieron el domingo fuertes pérdidas, mientras que los liberales del
FDP y la derecha extrema aumentaron sensiblemente su votación. Ante la
magnitud de la derrota (el peor resultado desde 1949), el SPD pasó a la
oposición. Podría haberse pensado entonces en un gobierno de minoría de
los demócrata cristianos (CDU) y socialcristianos de Baviera (CSU) en
solitario o en otro –también sin mayoría- con el FDP, pero como Alemania
ama la estabilidad, el lunes a la tarde ya se decidió que el próximo
gobierno lo formará una coalición de la CDU/CSU con el FDP y Alianza
90/Los Verdes.
Sin embargo, las diferencias entre los futuros miembros son muy
grandes y harán falta fuertes compromisos para mantener el nuevo
gobierno a flote. La participación del FDP endurecerá la posición
alemana respecto a las reformas en la eurozona. Su líder, Christian
Lindner, ha dejado en claro varias veces su rechazo a un presupuesto
común para la zona euro, porque los liberales lo ven como un intento de
cargar al contribuyente germano con la deuda ajena.
De reflejos rápidos, al día siguiente de las elecciones la canciller
ya empezó a poner condiciones. “Mi opinión es que podemos tener más
Europa, pero eso tiene que conducir a más competitividad, más empleo y
más influencia de la UE en el exterior”, declaró a la prensa. En cambio,
el martes dispuso que el durísimo ministro de Finanzas Wolfgang
Schäuble, de 75 años, pase a presidir el Bundestag. De ese modo quitó un
escollo a las negociaciones con los liberales que tradicionalmente han
ocupado esa cartera, dio a Macron una señal de flexibilidad y puso al
frente del parlamento a un dirigente avezado capaz de parar las
provocaciones de los neonazis.
En esa tarea será secundado por el SPD, que se retiró a la oposición,
primero, para recuperar fuerzas, pero también para evitar que el líder
de la derechista Alternativa por Alemania (AfD, por su sigla en alemán),
Alexander Gauland, aproveche que ésta se ha convertido en tercera
fuerza para presentarse como jefe de la oposición. El 80% de sus
votantes están sólo insatisfechos con la situación del país, pero pueden
ser manipulados por los (neo)nazis que sólo piensan en provocar y
desgastar al futuro gobierno hasta que caiga.
A pesar de que la absoluta mayoría de los alemanes ve positivamente
la situación económica general y la propia y que la mayoría piensa
asimismo que la democracia funciona bien, muchos califican negativamente
el trabajo de la gran coalición, dos tercios temen el aumento de la
criminalidad, casi la mitad piensa que el Islam tiene demasiado poder en
Alemania y más de un tercio de la población opina que en Alemania viven
demasiados extranjeros.
La culpa por esta percepción la tienen, indudablemente, los resabios
xenófobos y racistas que nunca desaparecieron de la sociedad alemana,
pero principalmente las dificultades y los errores cometidos por el
gobierno federal y los estaduales en la integración del más de un millón
de refugiados que llegaron desde 2015. Angela Merkel abrió las puertas a
la integración masiva para rejuvenecer la población alemana y poder
seguir financiando el caro sistema social y previsional, pero las
dificultades políticas y administrativas surgidas en la incorporación de
los nuevos habitantes dieron pie a la prensa sensacionalista y la AfD
para realizar masivas campañas racistas y xenófobas que les dieron este
triunfo electoral.
También los Liberales se beneficiaron de su dureza en la política de
refugio y, después de haber perdido status parlamentario en 2013, ahora
se convirtieron en el cuarto bloque parlamentario.
A partir de la experiencia histórica de la República Federal, la
canciller espera fracturar a la derecha populista apenas se la confronte
con decisiones parlamentarias complejas, pero, para robarle votos, al
mismo tiempo va a derechizar las políticas de refugio y de seguridad y a
cooptar a dirigentes. En tanto, para contener a los liberales, adoptará
un curso rígido frente a la UE y a Gran Bretaña. Todavía, para
contentar a los verdes, deberá, aunque sólo sea en el papel,
comprometerse a cerrar las usinas en base a carbón y a imponer el auto
eléctrico hasta 2030.
Formar una coalición tan amplia como la que se anuncia será muy
difícil y, seguramente, será un gobierno plagado de contradicciones y
conflictos. Conociendo a Angela Merkel, puede predecirse que seguirá la
corriente y gobernará a los bandazos, hasta tomar una decisión repentina
que la deje como única ganadora. En estas condiciones, el coliderazgo
franco-alemán sobre Europa será muy complicado. Sería una gran
oportunidad para que los países del Mercosur aprovecharan sus
contradicciones en las negociaciones sobre el acuerdo comercial, si
estuvieran gobernados por presidentes que cuidan el interés nacional,
pero no lo están.
Resultado provisorio de la elección parlamentaria alemana del 24-09-17
CDU/CSU (Demócrata Cristianos y Socialcristianos de Baviera) 33,0% -8,5%
SPD (Socialdemócratas) 20,5% -5,5%
AfD (Alternativa por Alemania, extremistas de derecha) 12,6% +7,9%
FDP (Liberales) 10,7% +6,0%
La Izquierda 9,2% +0,6%
Alianza 90/Los Verdes 8,9% +0,5%
Otros 5,1% -1,2%