domingo, 15 de diciembre de 2013

Alemania quiere recibir el gas ruso sin enojar a EE.UU.

Merkel juega con un campeón en Ucrania

Año 6. Edición número 291. Domingo 15 de Diciembre de 2013
Europeísmo. La crisis del gobierno ucraniano se muestra en creciente magnitud.
Apoyado por la canciller alemana, el ex boxeador Vitali Klichko va a negociar con el gobierno de V. Yanukovich. En el acto masivo de hoy se verá si así se evita la violencia.
Ucrania se encuentra peligrosamente al borde de la confrontación violenta, después de tres semanas de protestas que estallaron, cuando el presidente Viktor Yanukovich desistió de firmar el tratado de asociación con la Unión Europea (UE) que había sido negociado durante años. Mientras la UE insiste en que se respete el tratado, Rusia sigue ofreciendo la incorporación a la Unión Aduanera con Bielorrusia y Kazakstán. Sin embargo, en un giro repentino, el viernes por la tarde el ex campeón mundial de peso pesado y líder opositor conservador Vitali Klischko aceptó bajo influencia de Ángela Merkel sentarse a una mesa redonda de negociaciones con el gobierno. Inmediatamente lo siguieron los demás partidos opositores. Como se desarrolle hoy la gran manifestación convocada por la oposición dará la pauta de si el gesto fue una finta boxística, un acto de pacificación para evitar el desastre o una rendición por puntos.
Reclamando la caída del gobierno y la firma del tratado de asociación con la UE la alianza opositora ucraniana convocó para este domingo 15 a una gran manifestación en Kiev en la que espera concentrar un millón de personas. Después de que el miércoles la policía intentó desalojar a los manifestantes que desde hace tres semanas ocupan la Plaza Independencia (Maidan) en el centro de la capital y debió retirarse después de tres horas, la oposición está aumentó su presión sobre el gobierno. Probablemente influyó en la retirada la encargada de las Relaciones Exteriores de la UE, Catherine Ashton, quien el miércoles y jueves estuvo en Kiev, fue a la plaza y se reunió con el presidente, el que le prometió negociar con la oposición y concretar la asociación con Bruselas. Mientras tanto, el secretario de Estado norteamericano, John Kerry, amenazó el jueves con decretar sanciones contra Ucrania, si el gobierno continúa reprimiendo a la oposición.
El presidente viaja este martes a Moscú, para ablandar la posición de Vladimir Putin. Éste, por su parte, declaró el jueves que Rusia mantiene la puerta abierta, si Ucrania quiere sumarse a la unión aduanera, pero la UE ya avisó que Ucrania debe decidirse por una u otra propuestas.
Cualquier alternativa que Ucrania elija, acarreará severas pérdidas. Si firma el tratado de asociación con la Unión Europea, además de adaptar más de 300 leyes, deberá aceptar un préstamo del Fondo Monetario Internacional (FMI) con severos condicionamientos. Asimismo, la apertura del mercado a los productos europeos significaría la muerte de numerosas empresas. Si, por el contrario, Ucrania se suma a la unión aduanera encabezada por Rusia, sus regiones occidentales se separarán del país. Finalmente, si se adopta un compromiso ecléctico del tipo “tanto…como…”, nadie se hará cargo del salvataje financiero del país que está gravemente endeudado.
En una columna publicada en The New York Times el pasado jueves 12, el economista Anders Aslund, del Peterson Institute for International Economics en Washington, muestra de qué modo el presidente se deshizo paulatinamente desde 2010 de los oligarcas concentrando poder y riqueza en su propio grupo. El gobierno está actualmente controlado por un grupo de jóvenes empresarios oriundos del Donetsk (en el Este del país), al igual que el presidente. Estos empresarios, que se reúnen en torno del hijo del presidente, Oleksandr Yanukovich, de 40 años, y son llamados “la familia Yanukovich”, han copado los ministerios económicos y el del Interior. Apoyada en su control de la policía, la Justicia y la autoridad impositiva, la “familia” fue comprando las empresas de sus competidores. Sólo el “rey del chocolate” Petro Poroshenko, propietario de la chocolatera Roshen, se atreve todavía a oponerse. De los magnates anteriores al ascenso de Yanukovich sólo sobreviven Rinat Ajmetov y Dmitro Firtash. Ajmetov es la persona más rica de Ucrania y se hace representar en el gabinete por seis miembros. Su holding System Capital Management (SCM) casi duplicó el número de sus empleados bajo el gobierno de Yanukovich, comprando acerías privadas y estatales. Ajmetov era desde los ’90 el socio mayoritario del actual presidente, pero ahora es claramente el minoritario. SCM posee siderúrgicas en distintos países de Europa y depende de sus exportaciones hacia la UE. Por eso es fervientemente proeuropea. D. Firtash, por su parte, es un gran comerciante de gas e industrial químico, pero su vínculo actual con el presidente es inseguro. Por eso, sus canales de TV informaron objetivamente sobre las movilizaciones. La mayoría de los oligarcas está a favor de la asociación con la UE, para poder exportar a dicho mercado, pero sobre todo para tener protección legal contra la “familia” Yanukovich.
Aprovechando los cambios en la elite ucraniana y para superar la confrontación Este-Oeste sobre la asociación de Ucrania, la canciller alemana Ángela Merkel está impulsando al ex boxeador Vitali Klischko como alternativa conservadora.
Sólo un acuerdo entre la Unión Europea y Rusia puede superar la polarización alcanzada y sobreponerse a la crisis de la economía ucraniana. Sin embargo, la primera está tironeada entre la ofensiva anglonorteamericana para cercar a Rusia y la política alemana de distensión. Probablemente Vladimir Putin también tenga actualmente que dedicar mucho esfuerzo a apaciguar a sus generales que desean invadir Ucrania para resguardar su área de influencia. En la crisis ucraniana hay demasiados actores complicados en el manejo de material altamente explosivo y no todos son cuidadosos. En los próximos días se probarán las chances de la tercera vía apoyada por Ángela Merkel.

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Eduardo J. Vior