La reforma de Pemex nos atañe
Año 6. Edición número 290. Domingo 8 de Diciembre de 2013
Para profundizar su internacionalización, la empresa
petrolera mexicana debe modificar su estatuto y ello implica
necesariamente una reforma constitucional. De su letra chica depende su
capacidad para asociarse con nuestra YPF.
Si hoy se discute en la Comisión de Energía del Senado de la
República Mexicana el predictamen sobre la reforma energética, este
proyecto entrará en la recta final de su tratamiento con la urgencia que
le ha impuesto el presidente Enrique Peña Nieto y podrá ser aprobado
todavía en el año viejo. Nadie discute en México que la empresa
paraestatal Petróleos Mexicanos (Pemex) necesita capitalizarse para
afrontar los desafíos presentes y futuros, pero para ello debe
modificarse la Constitución Federal de 1917. Los lobos acechan en el
camino y muchos mexicanos temen la pérdida de la soberanía nacional. Si
ésta no sale indemne, Pemex perderá autonomía para elegir sus socios,
entre otros nuestra petrolera de bandera. Por eso la reforma de Pemex
nos interesa.
La reforma energética de 2013 en México es una iniciativa de reforma constitucional presentada por el presidente Enrique Peña Nieto al Congreso de la Unión el 12 de agosto pasado. Dentro del marco de los acuerdos y compromisos establecidos en el Pacto por México (firmado en diciembre de 2012 por los tres principales partidos políticos: el PRI, el PAN y el PRD) se encuentra la realización de una reforma energética que promueva al sector como motor de inversión y desarrollo. En esta reforma se propenderá a que los hidrocarburos sigan siendo propiedad de la Nación; transformar a Pemex en una empresa pública productiva de propiedad del Estado, con la capacidad de competir en la industria para convertirse en una empresa de clase mundial; multiplicar la exploración y producción de hidrocarburos; competir en los procesos de refinación, petroquímica y transporte de hidrocarburos; fortalecer la Comisión Nacional de Hidrocarburos como órgano de control; convertir a Pemex en el motor de una cadena de proveedores nacionales y en la producción nacional de fertilizantes y establecer una estrategia para el desarrollo de energías renovables y de ahorro de energía.
En el proyecto oficial se propone eliminar del artículo 27 de la Constitución la prohibición de utilizar contratos para la extracción de hidrocarburos del subsuelo. La modificación no altera la propiedad de la Nación sobre los hidrocarburos y mantiene la prohibición de conferir a privados derechos sobre recursos naturales. Estos contratos permitirían la participación de los sectores social y privado en la exploración y extracción de hidrocarburos, a cambio de pagos en función de los recursos obtenidos. De igual forma, se buscar suprimir del artículo 28 de la Constitución la petroquímica básica como área estratégica que no constituye monopolio. Con esto se permitiría que los particulares participen directamente en la cadena de valor después de la extracción, a través de permisos que otorgue el Ejecutivo federal en los términos que establezca la legislación secundaria.
Se menciona que dentro de una próxima reforma impositiva se propondrá un nuevo régimen fiscal para Pemex, en el que se establecería un pago de derechos más bajo y el remanente de ese pago de derechos podría ser reinvertido en la empresa o transferido al presupuesto federal.
Desde que el presidente Enrique Peña Nieto presentó la iniciativa de esta reforma en agosto pasado al Congreso de la Unión, se han desatado diversos tipos de críticas y opiniones, entre las que destacan los contratos de utilidad compartida, para que la paraestatal pueda asociarse con empresas privadas sin necesidad de privatizar, y el fondo administrador de los beneficios del negocio petrolero.
La reforma energética de 2013 en México es una iniciativa de reforma constitucional presentada por el presidente Enrique Peña Nieto al Congreso de la Unión el 12 de agosto pasado. Dentro del marco de los acuerdos y compromisos establecidos en el Pacto por México (firmado en diciembre de 2012 por los tres principales partidos políticos: el PRI, el PAN y el PRD) se encuentra la realización de una reforma energética que promueva al sector como motor de inversión y desarrollo. En esta reforma se propenderá a que los hidrocarburos sigan siendo propiedad de la Nación; transformar a Pemex en una empresa pública productiva de propiedad del Estado, con la capacidad de competir en la industria para convertirse en una empresa de clase mundial; multiplicar la exploración y producción de hidrocarburos; competir en los procesos de refinación, petroquímica y transporte de hidrocarburos; fortalecer la Comisión Nacional de Hidrocarburos como órgano de control; convertir a Pemex en el motor de una cadena de proveedores nacionales y en la producción nacional de fertilizantes y establecer una estrategia para el desarrollo de energías renovables y de ahorro de energía.
En el proyecto oficial se propone eliminar del artículo 27 de la Constitución la prohibición de utilizar contratos para la extracción de hidrocarburos del subsuelo. La modificación no altera la propiedad de la Nación sobre los hidrocarburos y mantiene la prohibición de conferir a privados derechos sobre recursos naturales. Estos contratos permitirían la participación de los sectores social y privado en la exploración y extracción de hidrocarburos, a cambio de pagos en función de los recursos obtenidos. De igual forma, se buscar suprimir del artículo 28 de la Constitución la petroquímica básica como área estratégica que no constituye monopolio. Con esto se permitiría que los particulares participen directamente en la cadena de valor después de la extracción, a través de permisos que otorgue el Ejecutivo federal en los términos que establezca la legislación secundaria.
Se menciona que dentro de una próxima reforma impositiva se propondrá un nuevo régimen fiscal para Pemex, en el que se establecería un pago de derechos más bajo y el remanente de ese pago de derechos podría ser reinvertido en la empresa o transferido al presupuesto federal.
Desde que el presidente Enrique Peña Nieto presentó la iniciativa de esta reforma en agosto pasado al Congreso de la Unión, se han desatado diversos tipos de críticas y opiniones, entre las que destacan los contratos de utilidad compartida, para que la paraestatal pueda asociarse con empresas privadas sin necesidad de privatizar, y el fondo administrador de los beneficios del negocio petrolero.
Pemex ante los nuevos desafíos. El presidente del directorio
de la paraestatal mexicana, Emilio Lozoya, declaró el miércoles 4 que
"en los próximos cinco o seis años, Pemex requerirá inversiones por 40
mil millones de dólares en refinación". La reducción de las reservas
urge tomar decisiones: México producía en 2005 3,5 millones de barriles
de crudo diarios; en 2012 sólo llegaba a los 2,5. Los yacimientos han
envejecido, la empresa no ha entrado en el negocio del petróleo
bituminoso ni en la exploración de los enormes yacimientos submarinos en
el Golfo de México, así como casi no se ha internacionalizado por falta
de capitales.
Ya en marzo pasado, en un reportaje al portal económico Expansión (de la CNN), el presidente de la empresa mexicana anunciaba la nueva estrategia de internacionalización de Pemex: "Estados Unidos ha sido históricamente el destino de aproximadamente 85% de las exportaciones mexicanas de hidrocarburos, pero esa relación deberá modificarse a lo largo de la presente administración, en la que Asia comenzará a jugar un papel más relevante", planteó Lozoya.
Más adelante afirmó que "para 2017, Estados Unidos se convertirá en el primer productor de crudo del mundo y se volverá autosuficiente en materia energética hacia el año 2035, de acuerdo con proyecciones de la Agencia Internacional de Energía (IEA, por sus siglas en inglés). En el grado en el que Estados Unidos sea más autosuficiente, nosotros podremos colocar nuestro petróleo en Asia o en Europa, eso no es un riesgo para Pemex", dijo Lozoya. "Parte de mi estrategia es diversificar las relaciones comerciales de Pemex, particularmente hacia el consumo en China e India, que van a requerir todo tipo de gasolina", detalló. Actualmente, la paraestatal ya invierte en capacidad de refinación para abastecer la demanda local de combustibles de bajo azufre, pero también se buscaría exportar destilados a Asia en el mediano plazo, sobre todo si se aprueba la reforma energética. "El mercado del petróleo es de alianzas estratégicas –señaló–, a Pemex no le conviene perder el mercado estadounidense inmediatamente. No cualquier refinería puede refinar el petróleo mexicano, que, igual que el venezolano, tiene particularidades de densidad", explicó Lozoya. Pemex puede ser "una avenida de internacionalización", consideró Lozoya. "En nuestra relación hacia Centro y Sudamérica, tengo en mente buenas oportunidades de negocio para Pemex", afirmó, pensando evidentemente en YPF.
Ya en marzo pasado, en un reportaje al portal económico Expansión (de la CNN), el presidente de la empresa mexicana anunciaba la nueva estrategia de internacionalización de Pemex: "Estados Unidos ha sido históricamente el destino de aproximadamente 85% de las exportaciones mexicanas de hidrocarburos, pero esa relación deberá modificarse a lo largo de la presente administración, en la que Asia comenzará a jugar un papel más relevante", planteó Lozoya.
Más adelante afirmó que "para 2017, Estados Unidos se convertirá en el primer productor de crudo del mundo y se volverá autosuficiente en materia energética hacia el año 2035, de acuerdo con proyecciones de la Agencia Internacional de Energía (IEA, por sus siglas en inglés). En el grado en el que Estados Unidos sea más autosuficiente, nosotros podremos colocar nuestro petróleo en Asia o en Europa, eso no es un riesgo para Pemex", dijo Lozoya. "Parte de mi estrategia es diversificar las relaciones comerciales de Pemex, particularmente hacia el consumo en China e India, que van a requerir todo tipo de gasolina", detalló. Actualmente, la paraestatal ya invierte en capacidad de refinación para abastecer la demanda local de combustibles de bajo azufre, pero también se buscaría exportar destilados a Asia en el mediano plazo, sobre todo si se aprueba la reforma energética. "El mercado del petróleo es de alianzas estratégicas –señaló–, a Pemex no le conviene perder el mercado estadounidense inmediatamente. No cualquier refinería puede refinar el petróleo mexicano, que, igual que el venezolano, tiene particularidades de densidad", explicó Lozoya. Pemex puede ser "una avenida de internacionalización", consideró Lozoya. "En nuestra relación hacia Centro y Sudamérica, tengo en mente buenas oportunidades de negocio para Pemex", afirmó, pensando evidentemente en YPF.
Fintas políticas. El pasado 28 de noviembre, el opositor
Partido de la Revolución Democrática (PRD) dejó el Pacto por México y
exigió posponer la discusión de la reforma política, argumentando que el
gobernante Partido Revolucionario Institucional (PRI) quiere acelerar
el debate para aprobar la reforma energética del presidente Enrique Peña
Nieto. El líder del PRD, Jesús Zambrano, dijo ante los medios que el
partido se retira del acuerdo y acusó al PRI de haber negociado la
reforma energética con el Partido Acción Nacional (PAN) y el Partido
Verde Ecologista de México (PVEM), sin consultar al PRD. Horas después,
César Camacho, dirigente del PRI, negó que en el análisis sobre la
iniciativa de la reforma energética existieran "reuniones bilaterales"
–entre PRI y PAN– y que hayan sido excluidos los representantes del PRD.
No está todavía claro por qué el PRD entró al Pacto por México a fines de 2012 (y, en consecuencia, sufrió una escisión) y ahora ha salido de él. Desde el primer momento se sabía que la derecha buscaría aprovechar la reforma energética para desproteger a Pemex y dejarla a merced de sus futuros socios capitalistas. En lugar de plantear el debate público, los líderes del PRD aceptaron primero la negociación sigilosa, para salirse después intempestivamente. Ahora sólo les resta oponerse desde afuera.
Con la reforma energética se pretende en principio abrir a Pemex a la cooperación con inversionistas privados que aporten el capital necesario para la recuperación de yacimientos tradicionales y comenzar la exploración de yacimientos de esquistos bituminosos y submarinos. La internacionalización de las operaciones por primera vez en sus 75 años de existencia depende también de que se consiga el capital necesario, aunque el acceso a yacimientos especialmente rentables también podría ser un aliciente para conseguir el financiamiento. Aprovechándose de este cuello de botella en el que está atorada la petrolera mexicana, la derecha vernácula y las corporaciones norteamericanas conspiran para que la reforma energética desproteja a Pemex y la convierta en campo de saqueo. Nunca antes tuvieron los intereses soberanos argentinos tanto interés en la capacidad de intervención democrática del pueblo mexicano.
No está todavía claro por qué el PRD entró al Pacto por México a fines de 2012 (y, en consecuencia, sufrió una escisión) y ahora ha salido de él. Desde el primer momento se sabía que la derecha buscaría aprovechar la reforma energética para desproteger a Pemex y dejarla a merced de sus futuros socios capitalistas. En lugar de plantear el debate público, los líderes del PRD aceptaron primero la negociación sigilosa, para salirse después intempestivamente. Ahora sólo les resta oponerse desde afuera.
Con la reforma energética se pretende en principio abrir a Pemex a la cooperación con inversionistas privados que aporten el capital necesario para la recuperación de yacimientos tradicionales y comenzar la exploración de yacimientos de esquistos bituminosos y submarinos. La internacionalización de las operaciones por primera vez en sus 75 años de existencia depende también de que se consiga el capital necesario, aunque el acceso a yacimientos especialmente rentables también podría ser un aliciente para conseguir el financiamiento. Aprovechándose de este cuello de botella en el que está atorada la petrolera mexicana, la derecha vernácula y las corporaciones norteamericanas conspiran para que la reforma energética desproteja a Pemex y la convierta en campo de saqueo. Nunca antes tuvieron los intereses soberanos argentinos tanto interés en la capacidad de intervención democrática del pueblo mexicano.
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Eduardo J. Vior