domingo, 1 de diciembre de 2013

Solapadamente la canciller alemana cambió su estrategia

La nueva receta neokeynesiana conservadora de Mami Merkel.


Año 6. Edición número 289. Domingo 1 de Diciembre de 2013
Con la excusa de las concesiones que debió hacer para formar la “gran coalición” que gobernará Alemania hasta 2017, la canciller cambió su estrategia sin decirlo.

El pasado miércoles 27 la Unión Demócrata Cristiana (CDU), su socia bávara, Unión Socialcristiana (CSU), y el Partido Socialdemócrata (SPD) acordaron formar una “gran coalición” para gobernar Alemania hasta 2017, pero el acuerdo debe ser ratificado por la base socialdemócrata en un referendo postal que finaliza el próximo día 14. Merkel ganó las elecciones del 22 de septiembre pasado, pero no alcanzó la mayoría parlamentaria absoluta y decidió negociar con los socialdemócratas, para involucrarlos en su política para Alemania y Europa. Entre tanto, el SPD arrancó a la canciller importantes concesiones que ésta usó para cambiar de estrategia. Alemania sigue reclamando austeridad a los países deudores, pero cambia su política económica.
Entre los puntos salientes del contrato de coalición de 185 páginas figuran la introducción de peajes para automotores de matrícula extranjera, la baja de la edad jubilatoria a 63 años, la introducción del salario mínimo de 11,55 dólares por hora a partir de 2015 (con vigencia completa sólo desde 2017) y a partir de 2014 la jubilación a los 63 años para quienes tengan 45 de aportes. La nueva jubilación mínima se fija en 1.155 dólares y se crea una pensión por la crianza de los hijos. La cuota de energías renovables en la generación de electricidad pasará de 55% a 60% hasta 2030, se renovarán la infraestructura y las universidades y se invertirá más en investigación. Se permitirá a hijos de extranjeros nacidos en Alemania tener también la nacionalidad de sus padres. El trabajo temporario en una empresa se limita a 18 meses y después de nueve meses se equiparan los sueldos con los trabajadores de planta. En cambio, las referencias a las parejas homosexuales son vagas.
El pacto mantiene la política de disciplina fiscal en la eurozona, prevé “la creación de una autoridad europea para liquidar bancos transfronterizos, así como de un fondo europeo de liquidación”, pero rechaza los eurobonos y la mutualización de la deuda de los países de la periferia. Los rescates a bancos sólo serán una “última opción”. El contrato prohíbe que el gobierno federal tome nuevas deudas a partir de 2015, pero nada dice sobre los impuestos. Tampoco se enumeran los ministerios que cada uno tendrá, pero se sabe que el SPD dirigirá seis, la CDU, cinco y la CSU, tres.
El acuerdo recibió inmediatamente críticas por derecha e izquierda. Según el jefe de los asesores económicos del gobierno federal Christoph Schmidt en el conservador Die Welt, “los nuevos gastos pueden financiarse sin aumentos de impuestos ni nuevas deudas hasta 2017, pero nada más”. Al contrario, el ministro de Finanzas Wolfgang Schäuble afirmó que “los gastos e ingresos se han calculado con exactitud”.
Por su parte, Wolfgang Münchau, editor de la versión alemana del Financial Times, señaló el jueves 28 que “es positivo que el Estado alemán quiera invertir más y es correcto introducir el salario mínimo. Subir los salarios es una de las mejores contribuciones que Alemania puede hacer para superar los desequilibrios en Europa”. Y continuó: “Una unión bancaria con un Mecanismo Común para la Liquidación de Bancos y un seguro único de reservas ayudarán contra la crisis, pero más importante es desendeudar el sur de Europa.”
Por primera vez en la historia de la República Federal demora tanto formar gobierno y sin él no funciona el Bundestag. Para sustituirlo, los coaligantes constituyeron en el Parlamento una “gran comisión” que legislará hasta la formación del nuevo gobierno en diciembre y que fue enérgicamente criticada por la oposición verde e izquierdista, pero es una solución constitucional.
Los gobiernos europeos respiraron aliviados, porque se acaba con la impasse en la UE, pero el paquete de acuerdos mantiene la política de ajustes permanentes para los sufridos países del Sur. Por su parte, el gobierno austríaco está enojado con la introducción del peaje para automotres extranjeros en autopistas y rutas alemanas y amenazó con demandar ante la justicia europea.
El diario holandés De Standaard, en tanto, ve la introducción del salario mínimo como una maniobra estratégica de la canciller, para asegurarse que los socialdemócratas no abandonen la “gran coalición” antes de que la medida rija completamente en 2017. El diario moscovita Nesawissimaja Gaseta, a su vez, festeja que el próximo ministro de Relaciones Exteriores sea probablemente Frank-Walter Steinmeier (SPD), quien ya ocupó el cargo entre 2005 y 2009 y tiene relaciones excelentes con políticos y empresarios rusos.
Si se suman todas las medidas previstas, el gobierno federal gastará en los próximos cuatro años 31.280 millones de dólares más de lo previsto. De acuerdo con las perspectivas actuales la cuenta da bien, pero depende de ingresos fiscales todavía inciertos y de que el PBI crezca al 1,5% anual. Sin embargo, el contrato de coalición permite tácitamente crear nuevos impuestos. Hasta ahora los bajos salarios y las altas tasas de interés internas aspiraron recursos de toda la zona euro, pero si las tasas europeas continúan bajando y el consumo interno no crece rápido, será difícil cumplir las metas propuestas, pero las nuevas medidas laborales y sociales van a agregar demanda al mercado europeo. Angela Merkel mantiene su línea económica ortodoxa, pero aplica medidas neokeynesianas. Mami cambia sus menús, pero siempre se come lo que ella cocina.

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Eduardo J. Vior